sábado, 2 de abril de 2022

Maratón Sierra Nevada

 Volvemos a repetir esta prueba con tanto encanto. Volvemos de nuevo a la distancia maratón. Volemos a disfrutar de un fin de semana increíble. Bueno, o eso intentaremos.

  Viernes a media mañana, partimos con las maletas llenas de ropa deportiva por que todavía no sabemos que nos vamos a poner. Ha nevado mucho esta semana y parece que va a hacer bastante frio. Eso nos ha comentado nuestra amiga e integrante del Terraincognita, que es la artífice de esta pedazo de carrera en la que este año, aparte de las cuatro distancias habituales, se añade una llamada "Extrem". nada más y nada menos que 100 millas. O lo que es lo mismo, 166 km. Una locura. Ella es Nanny.

  Bueno, nosotros el viaje muy bien y rápido. Comida y recogida de dorsales. Saludos a varios voluntarios ya conocidos de muchos años. Y como no, la fotito de rigor con los dorsales.


  Mismos números pero en distinta posición, je je je. Nada, una curiosidad.


  Y... Viaje a Pradollano (estación de esquí), donde tenemos cogido el apartamento y donde está ubicada la zona de meta. Increíble como está todo. Nevado a más no poder. Tanto que han tenido que modificar varios tramos de las dos distancias más largas por que la nieve llega a las rodillas.




  Damos una vuelta por la estación y sus pistas para disfrutar de esta nevada y de su frio, ja ja ja. Un paseíto en moto. Una vueltecita por la primera pala, y a tomarnos un cafetito caliente antes de irnos al apartamento.

  Bueno, pues toca preparar todo para mañana. Bastante material obligatorio, así que a colocarlo todo bien para ir lo más cómodo posible. Hay que preparar también comida y bebida ya que solo hay dos avituallamientos en el maratón.

  ¡¡A dormirrrrr!!

  Pi pi pi pi....Pi pi pi pi... Las 07:15 horas. Suena el despertador en lo mejor de la dormida, ja ja ja. Pero bueno, las ganas de hacer esta carrera hacen que nos levantemos como resortes.

  Desayuno. Aseo. Acicalamiento. Y andando al aparcamiento de Pradollano que el autobús nos espera a las 08:30 horas para llevarnos a la zona de salida.

   Viaje animado de algo menos de una hora, donde se huele a maratón y a otras cosas, ja ja ja. En el viaje escuchas historias de todo tipo mientras intentamos cerrar los ojos un rato más para aprovechar ese tiempo y descansar otro poquito.

  A las 09:15 horas más o menos, llegamos a Quéntar. pueblo donde está la salida de esta distancia. Dos autobuses repletos de corredores, se vacían en poco mas de un minuto. Todos derechos a subir la calle que nos llevará directos a la salida. 

  Susana y Yo, como ya nos lo conocemos del año pasado, nos paramos en un bar para desayunar. Una tostada con un cafetito caliente que nos va a sentar de maravilla. Y a falta de 20 minutos, nos cambiamos y nos ponemos de corto. Impermeable para el frio. Mochila a la espalda y a dejar la bolsa en el ropero. 


  Y allí, por fin, encontramos a nuestra amiga Nanny. Como siempre organizando y haciéndoselo todo más fácil a los corredores. Besos y abrazos par ella que ya hacía que no nos veíamos un tiempo. Aunque estamos muy en contacto por WhatsApp y redes sociales, el cara a cara no tiene precio. Charlamos un poquito y nos despedimos de ella hasta dentro de unas pocas horas en la meta. 

  Nos colocamos en la salida y allí nos encontramos a un grupo de corredores toledanos, ja ja ja. Jorge, Carmen....., conocidos y amigos del club Fondistas Toledanos, que también han venido a disfrutar de este espectacular fin de semana nevado.

   Y a eso de las 10:00 horas, según estaba previsto, se da la salida a la prueba. Muchísimo ambiente en este momentazo. Le damos al play al pasar el arco de salida, y empieza nuestra aventura.

  Salida cuesta abajo y luego en llano. No me lo puedo creer, ja ja ja. Así da gusto empezar para ir calentando los músculos y prepararlos para la que se avecina.

  Salimos del pueblo y vamos paralelos al río de Aguas Blancas, por un camino bastante bueno. Hasta que llegamos a un puente donde tenemos que cruzarle y donde tenemos que coger, ya en cuesta arriba una vereda bastante estrecha que provoca un tapón bastante serio.

  Todos parados esperando nuestro turno para pasar. Los únicos que tiene preferencia y a los que facilitamos el paso, son a los corredores del Trail, que ya llevan 30 km en las piernas.

  Bueno, pues avanzando según marca el de delante, comenzamos esta larga subida. Una serpiente fosforita se desliza por este camino intentando llegar a lo más alto. Y por fin nos hemos papeado la primera subida del día.

  De aquí al km 10 tenemos un tramo de sube y baja, pero bastante llevadero. Zona de matorral bajo donde Jorge se une a nosotros. Tenemos varios pasos canadienses donde hay que tener cuidadín, je je je.

  







   Continuamos por un camino en fila india. Y ahora llega la anécdota del día. o mejor dicho, el susto del día. Termino el camino, giro a la izquierda y me encuentro de frente a un caballo desbocao. Viene al galope y haciendo quiebros derecho a mí. Son segundos en los que no sabes lo que hacer. Me voy a la izquierda, luego a la derecha, pero el caballo viene pateando para todos los lados, pero derechito a mí. Y... Cuando ya creía que me iba a atropellar, hace un quiebro y me pasa por al lado.

  Los corredores que estaban allí, se quedaron alucinados. Susana solo decía: " Madre mía,  madre mía". Y es que podríamos haber tenido un disgusto. Ufff, que situación. Miro para atrás y hay un hombre en otro caballo que consigue calmarle. 

  Poco a poco vamos cogiendo de nuevo ritmo de carrera mientras los corredores que han visto la situación me comentan la jugada. Yo me veía debajo de las patas del caballo. Pero bueno, se quedó en un susto que es lo importante.

  Continuamos por una vereda desde donde podemos divisar Sierra nevada. Unas vistas espectaculares que no dudamos en inmortalizar.


 Susana de momento va marcando el ritmo, pero la veo muy muy bien. Mejor que el año pasado. Eso es señal que poco a poco va mejorando y lo más importante, cada día disfruta más de la montaña. Y yo con ella, claro está.

 Pues nada, ella delante va marcando el trazado de bajada. ¡Como le gustan las bajadas por veredas!. Y así vamos pasando a corredores que van con un poco más de precaución. Hasta que enganchamos la bajada de hormigón donde hay que ir reteniendo para no bajar rodando.

  Esta te machaca los cuádriceps. Pero bueno, es algo menos de un km asique a intentar relajar lo que podamos. El avituallamiento está cerca. El primero de los dos que tenemos. Allí llegamos con un tiempo de 2:15´ horas y 15, 5 km. Bastante bien y de momento con buenas sensaciones.

  Hay que reponer, sobre todo líquidos, por que comida llevamos bastante en la mochila. Aunque la naranja y los frutos secos, nos vienen de maravilla. También un par de vasitos de Coca-Cola para reponer azúcar, ja ja ja.

  Mon Amur, continuamos el camino. Y corriendo mientras masticamos los últimos bocados, salimos del avituallamiento entre ánimos de los que allí se encontraban disfrutando de este evento desde fuera.




  Y después de una subida exigente, enganchamos con la carretera A-4026, la cual vamos a coger durante unos 250 metros. Eso sí, en continua subida.


  Y llegamos aun sitio muy chulo con un paso algo comprometido en su primer tramo. No se como denominarlo. Si acequia, o canalización de agua. O....... Bueno el caso que tenemos varios km por este sitio con un terraplén bastante serio a la izquierda. Eso sí, con unas vistas de la presa del rio Genil, que son espectaculares. 

  Aquí vamos muy pendientes por que el año pasado no vimos el desvío  a la derecha y continuamos por la acequia medio km hasta que nos dimos cuenta y tuvimos que dar la vuelta. Pero este año no nos descuidamos y nos desviamos en el punto exacto, je je je. Algunos corredores vienen despotricando por que se han pasado de frenada igual que nosotros el año pasado. 

  La verdad es que está señalizado, pero vamos corriendo con la cabeza gacha y fiados de que hay que hacer toda la acequia y no nos damos cuenta de las balizas. ¿ Que podían poner una cinta cortando la acequia?, pues también, pero bueno, sabemos que hay que ir pendientes por que a la mínima te cuesta hacer unos metros más, en el mejor de los casos.

  Subida fuerte, con mucha pendiente que nos hace ponernos la pulsaciones a mil. Los gemelos se ponen duros y la cabeza al suelo para no ver lo que tenemos por delante. Eso sí, sabemos de las vistas que tenemos desde allí arriba y eso compensa el esfuerzo.

  Susana va poco a poco, como todos, terminando la cuestaca con el apoyo de su bastones. Venga Mon amur, que te tengo que hacer una foto en el balcón de los enamorados.  Se llama así, eh. No es que me lo haya inventado yo, ji ji ji.



  Pues nada, después de estas vistas y un pequeño merecido descanso, nos toca una bajada bastante peliaguda. Terreno muy seco y arenoso. Muy muy resbaladizo y con la ladera a nuestra derecha.  Muchísima precaución. Muchos no dudan en bajar de culo o apoyándose en el suelo con las manos. Las verdad es que el tramito se las trae, ja ja ja.

  Pero con paciencia y decisión todo se consigue y llegamos al tramo de bosque que nos hará de enlace con las temidas zetas. Este bosquecillo es super chulo. Con veredas, riachuelillos, subes y bajas. Una delicia correr por aquí.

  Enganchamos por el barranco del Castillejo donde tenemos un paso por un riachuelo. Estamos en el km casi 25. Llevamos unos 10 desde el avituallamiento y hace muy buen día por esta zona. Incluso con algo de calor que ha hecho que nos quitemos los manguitos y la camiseta térmica. Esta situación hace que llevemos los bidones de agua casi vacíos. A mí me queda todavía uno por que bebo algo menos que Susana. pero ella los lleva casi al límite. 

  En el paso de este riachuelo, tenemos una fuente natural. Le doy mi bidón a Susana y me quedo con los suyos vacíos.  Me voy a quedar a rellenarlos por que todavía tenemos por delante unos pocos km hasta el segundo avituallamiento y encima de por medio están las zetas.

  Así, mientras Susana continúa el camino, yo me pongo a la cola para rellenar los bidones. Casi todos los corredores deciden cargar agua por que saben lo que nos viene en un ratito, je je je. Por fin me toca el turno y relleno los tres bidones hasta arriba de agua.

 Ahora me toca apretar el culo para coger a Susana que va como una moto. Y vaya si me cuesta. Se me ha hecho larguísimo hasta que he llegado a su altura. Vamos, que casi me bebo los tres bidones, ja ja ja.

  Objetivo cumplido. Llegar a las zetas con bastante agua. Le doy los dos bidones llenos y yo me quedo con los otros dos. Y así, ya por el barranco de las Víboras enlazamos con las temidas zetas. 

  Se ve a los corredores por el trazado serpenteante, ir haciendo el zig zag mientras los gemelos se vuelven a poner duros por el desnivel. Comenzamos nuestra particular lucha contra este kilómetro infernal. 

  Mientras subimos, al tran tran, como me gusta decir a mí, aprovechamos para ir comiendo unas gominolas que nos hemos preparado. Que buenas están las moras, por Dios. Ofrezco unas pocas a los que nos acompañan en esta subida. 

  Solo puedo decir, que Susana este año la está subiendo mil veces mejor que el año pasado.  A ritmo y con continuidad, se come las zetas con patatas. El año pasado la costó muchísimo mas, incluso con alguna paradita. En esta ocasión, los entrenos y el conocimiento de la carrera y de su cuerpo han hecho que subamos incluso adelantando a algunos corredores. Enorme, Susana.

  Después de este conocido tramo, je je je, solo nos queda algo más de un km para el avituallamiento. Eso sí, continuamos subiendo. Ya no hay tregua. Solo subir, subir y subir.

  Oímos muchas voces de animo desde el avituallamiento. Hay bastante gente aplaudiendo y  animando. Ultimo repecho entre estos gritos y por fin estamos en el deseado avituallamiento. Muchos corredores sentados descansando mientras aprovechan para comer. Nosotros lo primero es rellenar los bidones y luego comer algo de fruta. Aquí tienen un poco de todo y me meto para el cuerpo tres sándwich de Nocilla que me sientan genial.

  Susana fruta y Coca-Cola. Además de frutos secos y alguna galleta. Tampoco nos queremos demorar mucho para no perder todo lo que llevamos ganado, en cuanto a tiempo, me refiero. Y no tardando, salimos, dando las gracias a los voluntarios y animadores, para cruzar la carretera y comenzar a subir por el asfalto durante unos pocos km.

 Vamos subiendo junto a tres corredores del trail, con los que llevamos bastante tiempo. Unas veces ellos delante y otras veces nosotros. Y así a pocos pasos de ellos vamos ascendiendo hacia Pradollano.

  Susana ha sacado los bastones para coger un ritmo bastante exigente y no soltarle hasta que nos desviamos de la carretera. Nuestros compañeros de viaje, se van quedando un poco atrás. Un integrante del trio, va un poco acalambrado y tienen que controlarlo. Así que, ya en solitario con la vista puesta en el esperado desvío que nos saque del asfalto machacón. Ya en verano, en la subida al veleta me hartaré de carretera, ja ja ja.



  Unas fotillos con las vistas de Sierra Nevada nevada, son casi obligadas. Y por supuesto para salir los dos en la foto, se ha inventado el selfi, ja ja ja.


  Y por fin, tenemos a los voluntarios que cortan el trafico para que crucemos la carretera y nos adentremos en el bosquecillo. Estamos en el km 34 y pico. Llevamos 6 horas y 26 minutos. Bastante mejor que el año pasado. Ahora veremos si podemos correr con la cantidad de nieve que hay desde aquí.

  Tenemos unos 3 km de pinar. Pero una vez dentro de él, nos damos cuenta que no vamos a poder correr mucho. Hay nieve, hielo, barro y muuucha agua. Algún tramito si que trotamos, pero la mayoría la tenemos que andar por el hielo y por asegurar no torcernos un tobillo con los agujeros que se han hecho de otras pisadas. 


 Lo que si hacemos y aprovechamos el momento, es comernos el Donuts que llevamos cargando desde la salida. El año pasado nos sentó de maravilla y este año hemos vuelto a repetir. Joder, que "delicatese" para el paladar, ja ja ja.

  Menuda zona chula para pasear y correr. Nada, a disfrutar de la nieve y del encanto del paisaje .



 Pues nada, se acabó lo que se daba. Volvemos al asfalto para entrar en Pradollano. En esta ocasión vamos a entrar por la zona de abajo. Ha nevado mucho esta semana y esto está a rebosar de esquiadores, por lo que han tenido que cambiar un poco la entrada a meta.

Ya no nos queda nada. Subimos las escaleras que nos da acceso ala plaza. Rodeados de muchísima gente que está disfrutando de este fin de semana tan nevado. Todo el mundo con sus esquíes y tablas de Snow. Increíble como está esto. Todo a rebosar. Menos mal que nos conocemos la plaza y sabemos donde está la meta, si no, seguramente nos perderíamos, ja ja ja.

  Pero bueno, pidiendo un poco de paso a la gente, encaramos la zona de meta. Y después del giro a derechas, pasamos por el arco y pisamos la alfombra que nos para el crono. 

  Jope, enhorabuena Mon Amur. 7: 19 horas. Hemos bajado casi media hora el tiempo del año pasado. Y hoy has ido de lujo. Bastante mejor que la otra vez. Lo estás haciendo de lujo para afrontar los futuros objetivo. Felicidades.


  Y como no, la foto de meta con la medalla no podía faltar. Y la foto del beso tampoco, aunque esta salga un poco pixelada, ja ja ja.


  Ya solo queda reponer fuerzas con fruta y un platito de pasta que nos tienen preparados los de la organización.

  Ah, tenemos que recoger la bolsa del ropero, donde además está Nanny a la que tenemos que saludar. Un besote muy fuerte agradeciéndole todo lo que hace por el por y para el corredor. 

  Aquí os dejo una instantánea del principio y del fin de la carrera.



  Vaya dos, ja ja ja.

  Bueno, pues toca despedirse y darse una duchita calentita para meter el cuerpo de nuevo en temperatura. Luego bajaremos de nuevo al pueblo para tomarnos una cervecita que nos la hemos ganado.


  Otra aventura realizada. Otro reto superado. Otro objetivo rematado.


  Continuamos el camino disfrutando de estos maravillosos momentos que nos regala la vida. Aquí se acaba Maratón Sierra nevada, pero no os preocupéis que en nada estamos de vuelta, je je je. 

  Capi

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