Ya ha llegado el día que llevamos unos meses esperando. Después de muchos entrenos, alguno de 100 kms, ha llegado la hora de enfrentarnos a esta prueba. Una prueba considerada de las mas duras de Andalucía. No solo por la distancia, sino por la climatología de la zona. Grazalema es la zona donde mas llueve de toda España.
Este fin de semana tenemos alerta naranja en la zona. Lleva unos días la borrasca Emma haciendo de las suyas. Nosotros, Jesús y Ángel del cerro del Bù, y yo del Bikilamanjaro, como no podía ser de otra manera, y con las patillas apunto, partimos hacia Andalucía con las mochilas llenas de ropa, trastos, nervios e ilusión.
Nos despedimos de Susana que en esta ocasión, como en muchas otras, nos va a hacer el seguimiento de la carrera para iros contándoslo a vosotros.
Justo antes de partir, parada obligada para ver a Javi Bikila. El es, como he dicho muuuuchas veces, el que me descubrió la montaña, con el que he aprendido a disfrutar de ella y con el que he disfrutado en muchas ocasiones en numerosas carreras y entrenos.
Sus últimos consejos siempre son importantes para mi. Después de un gran abrazaco, partimos Jesús, Ángel y yo hacia Grazalema. Viaje lluvioso donde hacemos una parada para tomar café. Según nos acercamos a Prado del Rey, que es el pueblo donde está ubicada la salida, el tiempo va empeorando. La lluvia no cesa y tenemos que pasar por "ríos" que cruzan la carretera. Una vez en el pueblo nos vamos derechos a recoger el dorsal. Allí está esperándonos Nanny. Es una alegría volver a verla ya que solo la veo en carreras donde está de voluntaria (que no son pocas).
Con su alegría y simpatía nos da los dorsales y nos explica todos los pasos a seguir para entregar mochilas, horarios....... También me pone en contacto con Vito. Un colega de Toledo también y que pertenece como yo al Bikilamanjaro. Quedamos con él en vernos en la salida. Después dejamos las mochilas que nos llevarán a los puntos de vida. Uno situado en Ronda (km 70) y otro en Villaluenga (km 121).
Nosotros nos vamos a coger la habitación que tenemos reservada para la noche del Sábado al Domingo para cuando lleguemos de darnos el tute, je je je. Los del hotel nos dejan hacer uso de la habitación y nos permiten dejar las mochilas allí guardadas.
Aprovechamos para comer algo y prepararnos concienzudamente para el evento. Ya con todo listo nos dirigimos a la salida y aprovechamos para tomarnos un cafetito caliente. Después nos dirigimos a la carpa que da acceso a la salida y hay un poco de revuelo. El organizador, mientras todo el mundo está en silencio, nos dice que ha vuelto a activarse la alerta naranja y que no nos permiten salir.
Mientras intentamos enterarnos de lo que está pasando, nos comunican que la carrera se aplaza hasta el sábado por la mañana a las 10:00. Uff, menudo lío. Además nos dicen que en Ronda se ha desbordado el río y no se puede ir hasta allí, por lo que se acorta la carrera a 127 kms. Bueno, esto genera bastante revuelo ya que hay gente de fuera, como nosotros, que nos hace polvo. Muchos deciden irse para sus casas. Nosotros decidimos ir al hotel a ver si nos cambian la noche para la del sábado. Se portan de maravilla y no nos ponen ningún problema.
Han cambiado todos los planes. Toca ir a cenar algo y luego ir a dormir para mañana comenzar la carrera, si no pasa nada raro, claro.
Y... Después de desayunar y rehacer la mochila para esta "nueva" carrera, nos dirigimos a la zona de salida. Pasamos el control y localizamos a Vito con el que nos situamos a mitad de pelotón. También nos saluda Nanny y nos dice que nos espera en el avituallamiento de El Boyar.
Después de realizarse el juramento bandolero, comienza la cuenta atrás. Jesús y Vito se van un poco hacia adelante para salir escopetados. Ángel y yo nos quedamos en la mitad. Los nervios son evidentes. Son muchos kilómetros, mucho desnivel y el tiempo nos tiene a todos un poco acojonados. Pero esto no para y la cuenta atrás termina con una traca de petardos con la que comenzamos a correr por las calles del pueblo.
Hemos salido de momento con el pantalón impermeable y el cortavientos de 20.000 k. Hasta hace unos instantes estaba chispeando. Los primeros compases de la prueba son en continua bajada. Esto hace que cojamos un ritmo de algo mas de 5´por kilómetro. Luego cogemos un camino bastante bueno pero con constantes sube y baja donde comenzamos a sudar como pollos. Está haciendo un bochorno increíble, lo que hace que en el km 6 mas o menos nos tengamos que parar a quitar el pantalón impermeable y el cortavientos.
Ahora si que vamos cómodos. Mallas largas, camiseta térmica y manguitos. Yo me tengo que quitar hasta la gorra. Ahora si que vamos agusto.
12 km hasta el primer avituallamiento. Llegamos a El Bosque donde rellenamos bidones y sin mucha demora continuamos hacia los Llanos donde tenemos alguna subida ya en condiciones. El tiempo parece que nos sigue dando tregua.
Poco a poco nos vamos comiendo los kilómetros. Vamos mucho mejor de lo esperado. No se si será por intentar quitarnos lo máximo posible antes de que el tiempo empeore o que estamos muy fuertes, je je je.
Y ya por el km 29 mas o menos llegamos a El Boyar donde oímos a lo lejos una voz que nos grita: "Vamos esos Toledanos". Ja ja ja, es Nanny que nos está esperando para avituallarnos. La saludamos mientras unos voluntarios nos rellenan los bidondes. Nos da un par de sándwich para que comamos algo que ahora viene lo duro. También nos comenta que Jesús va 5º y vito 10º. Madre mía como van estos bichos, je je je.
Mientras comemos nos dice que nos abriguemos que donde vamos ahora hace mucho frío y aire. No dudamos en hacerla caso y nos volvemos a poner lo que nos quitamos al principio. Después de ingerir lo que necesitamos para los 13 kms que tenemos por delante, nos despedimos de ella y nos dirigimos hacia el siguiente pueblo. Villaluenga nos espera.
Pero en este tramo tenemos que subir al temido Simancón. Primero hay que subirlo, luego hay que cruzarlo y por último bajarlo. La subida es larga pero no muy técnica. A mi se me hace bastante llevadera aunque para las patas es otra historia.
Cruzar el Simancón es bastante duro. Mucho aire, frío y además lluvia. Aún así seguimos aguantando con lo puesto. Todo el mundo avisa de la temida última bajada. Y al llegar a este punto me doy cuenta que se las trae. Mucho barro ameniza la bajada que es bastante técnica. He guardado los bastones que me han acompañado durante la subida. Prefiero ir apoyándome con las manos en las piedras e incluso sentarme en ellas si hace falta.
Tiene bastante desnivel y hay que hacerla con mucho cuidado. Yo no miro nada mas que el camino a seguir, pero voy escuchando a los de atrás hablar de lo bonito de las vistas. En un momento me paro y veo una estampa increíble. Allí abajo se ve el pueblo. Son alucinantes las vistas, pero mas alucinante es por donde estamos bajando. Ángel en este tramo va delante de mi y va a buen paso. En un par de ocasiones mi culo toca el suelo después de resbalar. Por suerte caigo en blandito y no me golpeo con ninguna piedra.
Después de hacer trabajar de lo lindo a los cuádripces en esta larga y dura bajada, llegamos a Villaluenga donde tenemos un avituallamiento potente. Allí lo primero es rellenar bidones de agua e isotónico. Comer algo de fruta. Un par de vasos de caldo calentito, bocadillo de jamón, gominolas, etc etc,. Aprovecho también para chatear con Susana. Son las 17:13 de la tarde. Llevamos 42 kms y algo mas de 7 horas. -"Todo bien", la digo. -"Mucho agua pero de momento todo bien". Además la mando alguna foto que nos hemos hecho en el avituallamiento.
También aprovechamos para coger la mochila de vida nº 1. Esta es la que tendría que estar en Ronda, pero como ese tramo le han cortado por desbordamiento del río, se las han traído aquí. De la mochila solamente cojo unas pilas para el frontal, un par de huesitos, sales minerales y el cargador del reloj con la correspondiente batería externa.
Hay muchos corredores que se cambian de ropa, de calcetines, zapatillas, etc. Ángel y yo somos de los que pensamos que si se va bien no hay que cambiar así que continuamos con lo puesto hacia el refugio Libar.
Este tramo tiene un poco de todo. Una subida muy divertida con su correspondiente bajada y un prado donde hay zonas anegadas. Los ríos de agua discurren por el prado. Tenemos que cruzarlos varias veces donde nos mojamos hasta las rodillas. No hace nada de frió aunque al agua está bastante fresquita. En esta zona comenzamos a cruzarnos con los primeros clasificados. Van bastante distanciados unos de otros. No dudamos en animarlos según se van cruzando con nosotros.
Hace unas horas hemos comentado que estos parajes, esta humedad, tanto agua y verde hace que parezca que estamos en Galicia. Bueno, pues ahora lo ratifico. Es increíble ver todas estas zonas inundadas y ver correr los ríos por los llanos.
Pero bueno, nosotros dejamos atrás, algo mojaditos, eso sí, esta zona (que tendremos que hacer mas tarde, pero de vuelta). Y por fin divisamos el tan deseado refugio. Aquí me comenta Ángel que hay una gran chimenea. Que ni se nos ocurra acercarnos a ella, je je je. Es una chimenea trampa. El que se arrima a ella, ya no sale del refugio, ja ja ja.
Hacemos nuestra entrada en el refugio Libar y a mi derecha tengo la mesa del avituallamiento a la que me dirijo nada mas entrar. Mientras como algo miro a mi izquierda y....... Allí está. Majestuosa y radiante. Con un gran fuego en su interior. Algunos corredores están sentados a su alrededor incluso con las camisetas quitadas para secarlas mientras se calientan. Ángel y yo nos miramos y decimos:-"Vámonos de aquí, YA".
Salimos de allí escopetados. Si nos arrimamos a la chimenea seguro que nos quedaríamos un buen rato y luego nos costaría arrancar de nuevo. Creo que la decisión de irnos rápido de allí es la mas acertada.
Bueno, pues la noche comienza hacer acto de presencia. Tenemos 10 kms de un camino bastante bueno por delante hasta llegar a Montejaque. Antes de que se haga de noche, divisamos a lo lejos a Jesús. Ya viene de vuelta. Según nuestras cuentas tiene que estar entre los 15 primeros. Nos paramos un momento con él para charlar y un rato. Va muy bien y va a hacer un gran papel. Después de un abrazo y unas frases de ánimo nos despedimos de él.
Bueno, pues según nuestras cuentas nos saca unos 14 kms. Menudo crack. Nosotros continuamos a lo nuestro y la noche ya se nos ha echado encima. Tenemos que parar a coger los frontales de la mochila. Ahora si que podemos ver las luces serpenteantes por todo el camino. Ya llueve con bastante insistencia así que optamos por ponernos el impermeable.
Y así llegamos a Montejaque. Allí tenemos también un poco de todo. Decido tomarme un cafetito caliente, además de todo lo que tenemos en la mesa. Vuelvo a mandarle una foto a Susana y converso con ella un rato. Son las 20:18´ de la noche. Este punto es el mas lejano. A partir de aquí volvemos por el mismo camino hasta Villaluenga. Llevamos 62 kms. Nos quedan otros tantos para completar los 127, mas o menos, en los que se ha quedado la carrera.
Pues comenzamos nuestro camino de vuelta. Volvemos a coger el camino de antes. El correr es continuo quitando algún repecho que otro. En algo mas de una hora nos hacemos los 10 kms que separan Montejaque del refugio. Al llegar allí vemos a un montón de corredores calentándose en el fuego. Algunos tiene pinta de que no van a continuar. Nosotros por lo que pueda pasar hacemos como antes. Un pit stop bastante rápido, mirando de reojo a la chimenea que nos llama a gritos.
Nos dirigimos de nuevo a Villaluenga. Pero por el camino tenemos de nuevo los prados inundados. Esta vez vamos siguiendo las balizas reflectantes. Este camino se me hace mucho mas corto que antes. Y así comenzamos la bajada que anteriormente subimos. Ya es muy de noche, llueve y el terreno está muy muy resbaladizo. Hay que ir mirando muy bien donde pisamos por que a la mínima te puedes abrir de piernas, je je je. El reloj me ha pitado varias veces indicándome:-" batería baja". Ya está a un 5% así que le digo a Ángel que voy a ponerle a cargar. Después de conectarle a la batería externa, lo meto todo en una bolsa hermética y lo guardo en un bolsillo de la mochila.
Llegando a Villaluenga vemos que hay luces en la bajada tan peligrosa que hicimos hace unas horas. Ha sido complicado de día, así que de noche tiene que ser la caña. Bueno, de nuevo entramos en el avituallamiento de Villaluenga. Son las doce de la noche. Es tarde, pero aún así se que Susana está pendientita de mí y la mando una foto en este punto. Luego hablo un poco con ella mientras como y bebo algo.
Aquí cogemos la 2ª mochila de vida. Cambio las pilas del frontal para llevarlas nuevas y que me aguanten toda la noche. Vuelvo a coger sales y un toke que me guardo en el bolsillo. Me como unas mini napolitanas que están de vicio y las acompaño con un par de vasos de caldo caliente.
Los voluntarios son geniales. nos dan muchos ánimos y nos ayudan en todo. Miro a ver como está el reloj y está cargado 100%. Ya tenemos para otras pocas horas, je je je. Guardo el cable en la mochila y se la dejo de nuevo a las voluntarias.
Ángel y yo, por votación, decidimos que nos vamos a poner la chaqueta que llevamos en la mochila para abrigarnos un poco para la noche y también el pantalón impermeable por que ya llueve bastante.
Al disponernos a salir, nos encontramos con Vito. Nos deja un poco descolocados ya que tendría que ir muy por delante nuestra y sin embargo llega ahora al avituallamiento. Hablamos con él y nos dice que ha pasado un rato bastante malo y que ha estado en la chimenea mas de una hora recuperándose. Bueno, pues a seguir despacito y ya está. Nos despedimos de él y continuamos nuestro camino hacia Grazalema.
Aquí tenemos unos seis kilómetros de subida y rematar hasta el pueblo con otros siete de bajada. Vamos junto a varios corredores en la subida que se van despegando poco a poco. Cada vez la lluvia está siendo mas intensa. El frío de momento no es mucho. Todavía no me he puesto los guantes aunque llevo las manos protegidas con la chaqueta. En esta subida hago uso de los bastones por que hay demasiado barro y es muy difícil avanzar cuesta arriba.
Por fin coronamos y comenzamos la bajada. Al comienzo de la misma llevamos un rato sin ver ninguna baliza y eso nos hace parar. Creo que estamos perdidos. Ángel saca el gps de la mochila y mira el track. Nos hemos desviado unos cincuenta metros. Hay que volver a subir y coger el sendero bueno. Hay que decir que aquí tenemos mil sitios por donde ir ya que no hay un camino claro.
Al llegar arriba nos juntamos con otro par de corredores a los que nos unimos. Ocho ojos ven mas que cuatro. Las balizas y cintas están muchas caídas y tapadas por el agua y el barro. La visibilidad tampoco es mucha y eso hace que intentemos incluso seguir las pisadas aunque en muchos tramos no hay por que la lluvia está borrando toda rastro. Poco a poco y siguiendo a un corredor que parece que se sabe un poco el camino de otros años, vamos rematando la bajada. Ya está lloviendo bastante. Pero tenemos Grazalema muy muy cerca.
Por fin entramos en el pueblo. Por las calles corren ríos de agua buscando las alcantarillas. Entramos en el local donde está ubicado el avituallamiento y como siempre, lo primero rellenar bidones. Aquí tenemos un calefactor al que no me quiero ni arrimar. Caldito caliente, algo de fruta y algún bollo que no tardo ni un segundo en ingerir.
Son las cuatro menos diez. Le dejo un par de Watsaap a Susana y no tarda en llamarme por teléfono. Charlo con ella un ratillo. Mientras Ángel, sentado en una silla, intenta recuperar un poco. Lleva unos cuantos que las piernas están un poco vagas.
Yo en estos momentos me encuentro muy muy bien. Hablo con Ángel y me dice que esperemos un par de minutillos para comer y beber a ver si las piernas quien correr un poco.
A mí el sudor se me está empezando a quedar frío. Es lo que tienen las camisetas térmicas, que vas muy bien pero como te pares te quedas frío y luego hay que volver a calentar. Salgo y entro del avituallamiento varias veces para intentar volver a coger calor. Corro un rato bajo la lluvia y por las calles encharcadas. Vuelvo al avituallamiento y ya veo a Angel que sale de él.
Vamos compi que esto lo tenemos hecho. Destino, Benamahoma. Doce kilómetros donde los tres primeros son de subida y el resto alternamos llano con bajada.
Vamos charlando mientras subimos las calles empinadas del pueblo. Las piernas no le van. Va perfecto de todo pero las piernas no le acompañan. Esa sensación la tuve yo no hace mucho. Vas de lujo. Vas que te comes el mundo pero de cintura para abajo es como si estuviera en otra guerra.
Poco a poco nos adentramos de nuevo en los senderos. Ahora si que está atizando con fuerza la lluvia y el viento. No se ve a mas de cinco metros. Subiendo vamos por terreno muy embarrado y encharcado donde los bastones son fundamentales para no irse para atrás.
Voy delante abriendo camino. Cada cierto tiempo me paro para esperar a mi compañero. Las primeras veces no pasa nada, pero las siguientes me empiezo a quedar frío e incluso doy algún que otro tiritón. Ángel me ha dicho en varias ocasiones que me vaya hacia adelante que el va a su ritmo. De momento en mi cabeza no está esa opción así que... Venga que estamos muy cerca.
Poco a poco mi cuerpo va bajando la temperatura considerablemente, lo que hace que vaya tirando hacia arriba y luego baje a su encuentro. Veo que va bastante bien. Pasito a paso pero con mucha fuerza. En un nuevo tiritón que me sube de los pies a la cabeza, le digo que voy para adelante que me estoy quedando helado.
Al final de la cuesta y bajo una lluvia tremenda, acompañada de un aire bastante desagradable, intento cobijarme debajo de un chaparro y esperar a mi compi. Por allí pasan dos chavales que me preguntan que si me pasa algo. Les digo que no, que estoy esperando a un compi que va con un poncho y que si le han visto. Me dicen que si, que va bastante atrás pero que han hablado con él y va bien. Yo sigo allí parado esperándole mientras las luces de sus focos se van alejando.
Al poco pasan tres corredores andaluces que me dicen que que hago ahí. Les comento lo mismo que a los anteriores. Casi al unísono me dicen que me va a dar algo allí parado. Que Ángel no va mal y que le espere en el avituallamiento que como me quede frío ya no arranco. También me dicen que no va solo, que van varios corredores mas o menos a la par.
En segundos, y después de temblarme la barbilla y de clicar los dientes decido hacerles caso y ponerme a su rebufo. Quedan pocos kilómetros para Benamahoma y con ellos voy a hacer toda la bajada hasta el pueblo.
Al rato siento que vuelvo a entrar en calor de nuevo. Uff, que mal rato he pasado ahí arriba. No se si he hecho bien o mal, pero creo que iba a ser peor que me quedase con él por que al final iba a ser él, el que me tuviera que esperar a mí.
Poco a poco y cascando con los nuevos compañeros de viaje, vamos llegando al pueblo. A eso de las siete de la mañana llegamos a Benamahoma. Lo primero que hago es hablar con Susana para comentarle la situación. Todo está bien y no hay que preocuparse. Luego toca reponer fuerzas y aquí decido tomarme un café con leche calentito con unas mini napolitanas.
Un voluntario nos dice que se va a neutralizar la carrera. Se va a dar por finalizada a cada uno en el avituallamiento que se encuentre. En cinco minutos se corta.
Mis tres compañeros se conocen perfectamente el recorrido. Uno de ellos es la séptima vez que la hace. Me miran y me dicen:- "Vámonos". Tenemos cinco kilómetros hasta El Bosque y hay que ir pegados al río. O salimos ahora o nos cortan aquí y nosotros tenemos la intención de terminar la carrera. Decido irme con ellos por que me dicen que a los que vayan llegando ya los van a cortar y dar por finalizada la carrera.
¡Vaya cinco kilómetros que me tenían preparados!. Llegamos al camino que va paralelo al río y lo primero que veo es el río desbordándose. El agua tapa el camino y choca contra un murete de piedra. La verdad que no se lo piensan mucho y van pasando uno a uno. El último se da la vuelta y me dice:-"Tu, detrás mía, esto es una zona a asfaltada que han hecho para que pasee la gente". Bueno, pues detrás de ellos comienzo a pasar. El agua nos llega por encima de los tobillos, y en zonas un poquito mas arriba, je je je. Tenemos que asegurarnos con los bastones. Da miedo mirar al río. Baja con una fuerza increíble.
Os aseguro que si vengo solo o con alguien que no se lo conozca, el que escribe se da la media vuelta.
Por fin pasamos esta zona y comenzamos a correr por una sendita que nos hace ir de a uno. Voy cascando con uno de ellos. Creo que se llama Diego Romero. La verdad es que me va explicando todo lo que tenemos por delante con todo lujo de detalles. Los sigo con incertidumbre de lo que pueda pasar. Quedan varios pasos "complicados" que tenemos que pasar sí o sí para no quedarnos en medio si poder ir para adelante o para atrás.
Aquí sigue lloviendo. Está todo lleno de agua. Por las laderas bajan ríos de agua que aliementan un poco mas el desbordado río. Cruzamos varias veces el río por unos puentecitos super estrechos y bastante endebles, bajo mi punto de vista. Están colocados sobre machones que son golpeados con fuerza por el agua. La verdad es que no me inspiran ninguna confianza. Voy el último y dejo espacio con Diego para no pasar los dos juntos por el puente. Je je je.
Todavía quedan un par de sitios que vamos a ver como están, me dicen. -¡Deseando estoy llegar a El Bosque!.
Y... llegamos a una zona bastante chunga. Tenemos muy poco espacio para pasar. No vemos lo que vamos a pisar y para colmo a la derecha, a menos de dos metros, tenemos una chorrera que deja caer el agua con bastante fuerza.
Pues nada, otro consejo de Diego. :-" Cuando pases haz palanca con el bastón para sujetarte de la corriente. Si vas al río.......... Adiós!.
Ja ja ja, pues nada, detrás de ellos, haciendo palanca con el bastón izquierdo y con la mano derecha agarrándome a la pared en los pocos resquicios que tenemos. Pues otro obstáculo superado. Uff, vaya cinco kilómetros mas divertidos estamos haciendo.
Y por fin llegamos a la última zona un poco complicada. Esta es una zona donde el río también está desbordado pero choca con la ladera de la derecha sin mucha fuerza. Aún así hay que hacerlo con cuidado y con el mayor de los respetos al río.
La lluvia no cesa. Cada vez va mas cargado el río. Pasa por debajo de los puentes, en sitios le falta poco para saltarlos, con muchísima fuerza. Pero nosotros ya estamos de camino a El Bosque y hemos pasado lo mas complicado. Creo que ya somos los últimos en pasar por esta zona.
Y llegamos al avituallamientos del pueblo. Allí nos dicen que está neutralizada la carrera. Mis compis de viaje charlan con los voluntarios por que la zona que queda no es muy complicada. Lo suyo es terminar la carrera y llegar a meta corriendo. Han decidido que no se sigue. Los llanos por donde tenemos que pasar están inundados y el agua, depende de la altura de cada uno, llega por encima de la cintura.
Nos quitan los chips y nos toman el tiempo. Bueno, pues esto está finiquitado. Al final han sido 115 km donde ha habido un poco de todo. Ahora sí, nos tomamos un café calentito con unos dulces y esperamos unos minutos a que nos recoja una furgoneta para llevarnos a Prado del Rey.
Durante el viaje nos damos la enhorabuena y comentamos un poco lo que ha sido la carrera. Vamos seis en la furgoneta y decidimos pararnos a unos 200 metros para pasar por meta. Nos han faltado 12 kms para terminar la carrera, pero bueno, creo que nos hemos ganado la medalla.
Allí en la meta está Jesús. También está Nanny gritando mi nombre sin cesar. Oleeeeeee, hemos terminado esta odisea, je je je. Nanny me pone la medalla y me da el preciado parche de finisher del Ultra de Bandoleros 2018.
Jesús me da la bandera de Castilla la Mancha con la que poso en meta mas contento y orgulloso que nada.
Saludos y enhorabuenas por parte de todos. Nanny me dice que Ángel ya está de camino aquí. Ya le traen también en furgoneta. Pues nada, decido ir al coche a cambiarme mientras Jesús me comenta que ha quedado el 14 de la general. Menudo carrerón se ha cascado el tío.
De vuelta a la meta, ya sequito y con ropa limpia, veo a Ángel que viene de frente. Que buenoooooo. Le felicito por que hoy ha sido un día para recordar. Duro donde los haya. Un abrazaco entre los dos confirma que lo hemos conseguido.
Mientras se cambia comentamos un poco de todo. Nos ponemos al día de lo que ha hecho cada uno, aunque luego en el viaje de regreso tendremos muuucho tiempo para cascar.
Recogemos las mochilas de vida que ya nos las han traído a aquí y las guardamos en el coche tal cual. Ya en casa lo apañaremos todo.
Volvemos a la zona de meta y localizamos a Vito. Ya estamos los cuatro Toledanos juntos. Nos tomamos un bocadillito de lomo que nos han preparado y después de unas fotos nos despedimos para emprender el viaje de vuelta.
Yo me voy un momento a la zona donde dan la bolsa del corredor para despedirme de Nanny. Muchísimas gracias por todo. Eres un cielo. Siempre tan pendiente de nosotros. Gracias y mil gracias. Seguro que nos volveremos a ver muy pronto. Un besote.
Y..... Antes de coger el coche, decidimos tomarnos un delicioso desayuno. Café con tostadas de mollete antequerano. Que recuerdos de mis tiempos mozos que me hicieron vivir en Ronda durante 8 añitos y donde los desayunos eran mi debilidad.
Pues nada, esto es un poco lo que pasó en Bandoleros. He tenido que recortar por que sería imposible contaros todo, pero he intentado poneros en situación y meteros en el carrera aunque sea virtualmente.
Solo os puedo decir que ha sido una autentica pasada. Por el recorrido, por su dureza, por el temporal, por el seguimiento que me habéis dado, por la compañía de este viaje............. Sin duda un fin de semana para contar a los nietos.
Me queda dar las gracias a todos los voluntarios, encabezados por la alegría de Nanny. Os habéis portado genial. Super atentos y conscientes en todo momento de lo que estábamos haciendo y de las necesidades que teníamos. Solo puedo daros un 10. Por vosotros estas carreras son lo que son. Gracias.
A mis tres compañeros en los últimos kilómetros de esta aventura. Gracias por guiarme en los momentos mas chungos. Si puedes, Diego, dale las gracias a tus compañeros de mi parte. Y para ti un saludo especial, je je je.
A todos los que habéis estado de una u otra manera dándonos ánimos. Amigos y familiares. A mis compis del Bikilamanjaro que narraban todo por Watsaap. A Javier Garrido (Javi Bikila), por estar pendientito de mi. Me acordé de él en plena noche y estuvimos charlando un rato. Tus palabras fueron muy importantes para sobrellevar el temporal nocturno. Gracias por estar ahí.
A mis compis del Cerro del Bù, Ángel y Jesús, por hacerme pasar un fin de semana de locura. Sois muy grandes. Menudas penurias pasamos últimamente juntos, ja ja ja. ¡Por favor, borrar mi teléfono!.
Y como no, a la mujer que hace que todo esto sea posible. Mi mon amur Susana. ¡Un quiero muchito!.
Gracias a todos.
Abrazacos y besazos.
Capi
Nosotros nos vamos a coger la habitación que tenemos reservada para la noche del Sábado al Domingo para cuando lleguemos de darnos el tute, je je je. Los del hotel nos dejan hacer uso de la habitación y nos permiten dejar las mochilas allí guardadas.
Aprovechamos para comer algo y prepararnos concienzudamente para el evento. Ya con todo listo nos dirigimos a la salida y aprovechamos para tomarnos un cafetito caliente. Después nos dirigimos a la carpa que da acceso a la salida y hay un poco de revuelo. El organizador, mientras todo el mundo está en silencio, nos dice que ha vuelto a activarse la alerta naranja y que no nos permiten salir.
Mientras intentamos enterarnos de lo que está pasando, nos comunican que la carrera se aplaza hasta el sábado por la mañana a las 10:00. Uff, menudo lío. Además nos dicen que en Ronda se ha desbordado el río y no se puede ir hasta allí, por lo que se acorta la carrera a 127 kms. Bueno, esto genera bastante revuelo ya que hay gente de fuera, como nosotros, que nos hace polvo. Muchos deciden irse para sus casas. Nosotros decidimos ir al hotel a ver si nos cambian la noche para la del sábado. Se portan de maravilla y no nos ponen ningún problema.
Han cambiado todos los planes. Toca ir a cenar algo y luego ir a dormir para mañana comenzar la carrera, si no pasa nada raro, claro.
Y... Después de desayunar y rehacer la mochila para esta "nueva" carrera, nos dirigimos a la zona de salida. Pasamos el control y localizamos a Vito con el que nos situamos a mitad de pelotón. También nos saluda Nanny y nos dice que nos espera en el avituallamiento de El Boyar.
Después de realizarse el juramento bandolero, comienza la cuenta atrás. Jesús y Vito se van un poco hacia adelante para salir escopetados. Ángel y yo nos quedamos en la mitad. Los nervios son evidentes. Son muchos kilómetros, mucho desnivel y el tiempo nos tiene a todos un poco acojonados. Pero esto no para y la cuenta atrás termina con una traca de petardos con la que comenzamos a correr por las calles del pueblo.
Hemos salido de momento con el pantalón impermeable y el cortavientos de 20.000 k. Hasta hace unos instantes estaba chispeando. Los primeros compases de la prueba son en continua bajada. Esto hace que cojamos un ritmo de algo mas de 5´por kilómetro. Luego cogemos un camino bastante bueno pero con constantes sube y baja donde comenzamos a sudar como pollos. Está haciendo un bochorno increíble, lo que hace que en el km 6 mas o menos nos tengamos que parar a quitar el pantalón impermeable y el cortavientos.
Ahora si que vamos cómodos. Mallas largas, camiseta térmica y manguitos. Yo me tengo que quitar hasta la gorra. Ahora si que vamos agusto.
12 km hasta el primer avituallamiento. Llegamos a El Bosque donde rellenamos bidones y sin mucha demora continuamos hacia los Llanos donde tenemos alguna subida ya en condiciones. El tiempo parece que nos sigue dando tregua.
Poco a poco nos vamos comiendo los kilómetros. Vamos mucho mejor de lo esperado. No se si será por intentar quitarnos lo máximo posible antes de que el tiempo empeore o que estamos muy fuertes, je je je.
Y ya por el km 29 mas o menos llegamos a El Boyar donde oímos a lo lejos una voz que nos grita: "Vamos esos Toledanos". Ja ja ja, es Nanny que nos está esperando para avituallarnos. La saludamos mientras unos voluntarios nos rellenan los bidondes. Nos da un par de sándwich para que comamos algo que ahora viene lo duro. También nos comenta que Jesús va 5º y vito 10º. Madre mía como van estos bichos, je je je.
Mientras comemos nos dice que nos abriguemos que donde vamos ahora hace mucho frío y aire. No dudamos en hacerla caso y nos volvemos a poner lo que nos quitamos al principio. Después de ingerir lo que necesitamos para los 13 kms que tenemos por delante, nos despedimos de ella y nos dirigimos hacia el siguiente pueblo. Villaluenga nos espera.
Pero en este tramo tenemos que subir al temido Simancón. Primero hay que subirlo, luego hay que cruzarlo y por último bajarlo. La subida es larga pero no muy técnica. A mi se me hace bastante llevadera aunque para las patas es otra historia.
Cruzar el Simancón es bastante duro. Mucho aire, frío y además lluvia. Aún así seguimos aguantando con lo puesto. Todo el mundo avisa de la temida última bajada. Y al llegar a este punto me doy cuenta que se las trae. Mucho barro ameniza la bajada que es bastante técnica. He guardado los bastones que me han acompañado durante la subida. Prefiero ir apoyándome con las manos en las piedras e incluso sentarme en ellas si hace falta.
Tiene bastante desnivel y hay que hacerla con mucho cuidado. Yo no miro nada mas que el camino a seguir, pero voy escuchando a los de atrás hablar de lo bonito de las vistas. En un momento me paro y veo una estampa increíble. Allí abajo se ve el pueblo. Son alucinantes las vistas, pero mas alucinante es por donde estamos bajando. Ángel en este tramo va delante de mi y va a buen paso. En un par de ocasiones mi culo toca el suelo después de resbalar. Por suerte caigo en blandito y no me golpeo con ninguna piedra.
Después de hacer trabajar de lo lindo a los cuádripces en esta larga y dura bajada, llegamos a Villaluenga donde tenemos un avituallamiento potente. Allí lo primero es rellenar bidones de agua e isotónico. Comer algo de fruta. Un par de vasos de caldo calentito, bocadillo de jamón, gominolas, etc etc,. Aprovecho también para chatear con Susana. Son las 17:13 de la tarde. Llevamos 42 kms y algo mas de 7 horas. -"Todo bien", la digo. -"Mucho agua pero de momento todo bien". Además la mando alguna foto que nos hemos hecho en el avituallamiento.
También aprovechamos para coger la mochila de vida nº 1. Esta es la que tendría que estar en Ronda, pero como ese tramo le han cortado por desbordamiento del río, se las han traído aquí. De la mochila solamente cojo unas pilas para el frontal, un par de huesitos, sales minerales y el cargador del reloj con la correspondiente batería externa.
Hay muchos corredores que se cambian de ropa, de calcetines, zapatillas, etc. Ángel y yo somos de los que pensamos que si se va bien no hay que cambiar así que continuamos con lo puesto hacia el refugio Libar.
Este tramo tiene un poco de todo. Una subida muy divertida con su correspondiente bajada y un prado donde hay zonas anegadas. Los ríos de agua discurren por el prado. Tenemos que cruzarlos varias veces donde nos mojamos hasta las rodillas. No hace nada de frió aunque al agua está bastante fresquita. En esta zona comenzamos a cruzarnos con los primeros clasificados. Van bastante distanciados unos de otros. No dudamos en animarlos según se van cruzando con nosotros.
Hace unas horas hemos comentado que estos parajes, esta humedad, tanto agua y verde hace que parezca que estamos en Galicia. Bueno, pues ahora lo ratifico. Es increíble ver todas estas zonas inundadas y ver correr los ríos por los llanos.
Pero bueno, nosotros dejamos atrás, algo mojaditos, eso sí, esta zona (que tendremos que hacer mas tarde, pero de vuelta). Y por fin divisamos el tan deseado refugio. Aquí me comenta Ángel que hay una gran chimenea. Que ni se nos ocurra acercarnos a ella, je je je. Es una chimenea trampa. El que se arrima a ella, ya no sale del refugio, ja ja ja.
Hacemos nuestra entrada en el refugio Libar y a mi derecha tengo la mesa del avituallamiento a la que me dirijo nada mas entrar. Mientras como algo miro a mi izquierda y....... Allí está. Majestuosa y radiante. Con un gran fuego en su interior. Algunos corredores están sentados a su alrededor incluso con las camisetas quitadas para secarlas mientras se calientan. Ángel y yo nos miramos y decimos:-"Vámonos de aquí, YA".
Salimos de allí escopetados. Si nos arrimamos a la chimenea seguro que nos quedaríamos un buen rato y luego nos costaría arrancar de nuevo. Creo que la decisión de irnos rápido de allí es la mas acertada.
Bueno, pues la noche comienza hacer acto de presencia. Tenemos 10 kms de un camino bastante bueno por delante hasta llegar a Montejaque. Antes de que se haga de noche, divisamos a lo lejos a Jesús. Ya viene de vuelta. Según nuestras cuentas tiene que estar entre los 15 primeros. Nos paramos un momento con él para charlar y un rato. Va muy bien y va a hacer un gran papel. Después de un abrazo y unas frases de ánimo nos despedimos de él.
Bueno, pues según nuestras cuentas nos saca unos 14 kms. Menudo crack. Nosotros continuamos a lo nuestro y la noche ya se nos ha echado encima. Tenemos que parar a coger los frontales de la mochila. Ahora si que podemos ver las luces serpenteantes por todo el camino. Ya llueve con bastante insistencia así que optamos por ponernos el impermeable.
Y así llegamos a Montejaque. Allí tenemos también un poco de todo. Decido tomarme un cafetito caliente, además de todo lo que tenemos en la mesa. Vuelvo a mandarle una foto a Susana y converso con ella un rato. Son las 20:18´ de la noche. Este punto es el mas lejano. A partir de aquí volvemos por el mismo camino hasta Villaluenga. Llevamos 62 kms. Nos quedan otros tantos para completar los 127, mas o menos, en los que se ha quedado la carrera.
Pues comenzamos nuestro camino de vuelta. Volvemos a coger el camino de antes. El correr es continuo quitando algún repecho que otro. En algo mas de una hora nos hacemos los 10 kms que separan Montejaque del refugio. Al llegar allí vemos a un montón de corredores calentándose en el fuego. Algunos tiene pinta de que no van a continuar. Nosotros por lo que pueda pasar hacemos como antes. Un pit stop bastante rápido, mirando de reojo a la chimenea que nos llama a gritos.
Nos dirigimos de nuevo a Villaluenga. Pero por el camino tenemos de nuevo los prados inundados. Esta vez vamos siguiendo las balizas reflectantes. Este camino se me hace mucho mas corto que antes. Y así comenzamos la bajada que anteriormente subimos. Ya es muy de noche, llueve y el terreno está muy muy resbaladizo. Hay que ir mirando muy bien donde pisamos por que a la mínima te puedes abrir de piernas, je je je. El reloj me ha pitado varias veces indicándome:-" batería baja". Ya está a un 5% así que le digo a Ángel que voy a ponerle a cargar. Después de conectarle a la batería externa, lo meto todo en una bolsa hermética y lo guardo en un bolsillo de la mochila.
Llegando a Villaluenga vemos que hay luces en la bajada tan peligrosa que hicimos hace unas horas. Ha sido complicado de día, así que de noche tiene que ser la caña. Bueno, de nuevo entramos en el avituallamiento de Villaluenga. Son las doce de la noche. Es tarde, pero aún así se que Susana está pendientita de mí y la mando una foto en este punto. Luego hablo un poco con ella mientras como y bebo algo.
Aquí cogemos la 2ª mochila de vida. Cambio las pilas del frontal para llevarlas nuevas y que me aguanten toda la noche. Vuelvo a coger sales y un toke que me guardo en el bolsillo. Me como unas mini napolitanas que están de vicio y las acompaño con un par de vasos de caldo caliente.
Los voluntarios son geniales. nos dan muchos ánimos y nos ayudan en todo. Miro a ver como está el reloj y está cargado 100%. Ya tenemos para otras pocas horas, je je je. Guardo el cable en la mochila y se la dejo de nuevo a las voluntarias.
Ángel y yo, por votación, decidimos que nos vamos a poner la chaqueta que llevamos en la mochila para abrigarnos un poco para la noche y también el pantalón impermeable por que ya llueve bastante.
Al disponernos a salir, nos encontramos con Vito. Nos deja un poco descolocados ya que tendría que ir muy por delante nuestra y sin embargo llega ahora al avituallamiento. Hablamos con él y nos dice que ha pasado un rato bastante malo y que ha estado en la chimenea mas de una hora recuperándose. Bueno, pues a seguir despacito y ya está. Nos despedimos de él y continuamos nuestro camino hacia Grazalema.
Aquí tenemos unos seis kilómetros de subida y rematar hasta el pueblo con otros siete de bajada. Vamos junto a varios corredores en la subida que se van despegando poco a poco. Cada vez la lluvia está siendo mas intensa. El frío de momento no es mucho. Todavía no me he puesto los guantes aunque llevo las manos protegidas con la chaqueta. En esta subida hago uso de los bastones por que hay demasiado barro y es muy difícil avanzar cuesta arriba.
Por fin coronamos y comenzamos la bajada. Al comienzo de la misma llevamos un rato sin ver ninguna baliza y eso nos hace parar. Creo que estamos perdidos. Ángel saca el gps de la mochila y mira el track. Nos hemos desviado unos cincuenta metros. Hay que volver a subir y coger el sendero bueno. Hay que decir que aquí tenemos mil sitios por donde ir ya que no hay un camino claro.
Al llegar arriba nos juntamos con otro par de corredores a los que nos unimos. Ocho ojos ven mas que cuatro. Las balizas y cintas están muchas caídas y tapadas por el agua y el barro. La visibilidad tampoco es mucha y eso hace que intentemos incluso seguir las pisadas aunque en muchos tramos no hay por que la lluvia está borrando toda rastro. Poco a poco y siguiendo a un corredor que parece que se sabe un poco el camino de otros años, vamos rematando la bajada. Ya está lloviendo bastante. Pero tenemos Grazalema muy muy cerca.
Por fin entramos en el pueblo. Por las calles corren ríos de agua buscando las alcantarillas. Entramos en el local donde está ubicado el avituallamiento y como siempre, lo primero rellenar bidones. Aquí tenemos un calefactor al que no me quiero ni arrimar. Caldito caliente, algo de fruta y algún bollo que no tardo ni un segundo en ingerir.
Son las cuatro menos diez. Le dejo un par de Watsaap a Susana y no tarda en llamarme por teléfono. Charlo con ella un ratillo. Mientras Ángel, sentado en una silla, intenta recuperar un poco. Lleva unos cuantos que las piernas están un poco vagas.
Yo en estos momentos me encuentro muy muy bien. Hablo con Ángel y me dice que esperemos un par de minutillos para comer y beber a ver si las piernas quien correr un poco.
A mí el sudor se me está empezando a quedar frío. Es lo que tienen las camisetas térmicas, que vas muy bien pero como te pares te quedas frío y luego hay que volver a calentar. Salgo y entro del avituallamiento varias veces para intentar volver a coger calor. Corro un rato bajo la lluvia y por las calles encharcadas. Vuelvo al avituallamiento y ya veo a Angel que sale de él.
Vamos compi que esto lo tenemos hecho. Destino, Benamahoma. Doce kilómetros donde los tres primeros son de subida y el resto alternamos llano con bajada.
Vamos charlando mientras subimos las calles empinadas del pueblo. Las piernas no le van. Va perfecto de todo pero las piernas no le acompañan. Esa sensación la tuve yo no hace mucho. Vas de lujo. Vas que te comes el mundo pero de cintura para abajo es como si estuviera en otra guerra.
Poco a poco nos adentramos de nuevo en los senderos. Ahora si que está atizando con fuerza la lluvia y el viento. No se ve a mas de cinco metros. Subiendo vamos por terreno muy embarrado y encharcado donde los bastones son fundamentales para no irse para atrás.
Voy delante abriendo camino. Cada cierto tiempo me paro para esperar a mi compañero. Las primeras veces no pasa nada, pero las siguientes me empiezo a quedar frío e incluso doy algún que otro tiritón. Ángel me ha dicho en varias ocasiones que me vaya hacia adelante que el va a su ritmo. De momento en mi cabeza no está esa opción así que... Venga que estamos muy cerca.
Poco a poco mi cuerpo va bajando la temperatura considerablemente, lo que hace que vaya tirando hacia arriba y luego baje a su encuentro. Veo que va bastante bien. Pasito a paso pero con mucha fuerza. En un nuevo tiritón que me sube de los pies a la cabeza, le digo que voy para adelante que me estoy quedando helado.
Al final de la cuesta y bajo una lluvia tremenda, acompañada de un aire bastante desagradable, intento cobijarme debajo de un chaparro y esperar a mi compi. Por allí pasan dos chavales que me preguntan que si me pasa algo. Les digo que no, que estoy esperando a un compi que va con un poncho y que si le han visto. Me dicen que si, que va bastante atrás pero que han hablado con él y va bien. Yo sigo allí parado esperándole mientras las luces de sus focos se van alejando.
Al poco pasan tres corredores andaluces que me dicen que que hago ahí. Les comento lo mismo que a los anteriores. Casi al unísono me dicen que me va a dar algo allí parado. Que Ángel no va mal y que le espere en el avituallamiento que como me quede frío ya no arranco. También me dicen que no va solo, que van varios corredores mas o menos a la par.
En segundos, y después de temblarme la barbilla y de clicar los dientes decido hacerles caso y ponerme a su rebufo. Quedan pocos kilómetros para Benamahoma y con ellos voy a hacer toda la bajada hasta el pueblo.
Al rato siento que vuelvo a entrar en calor de nuevo. Uff, que mal rato he pasado ahí arriba. No se si he hecho bien o mal, pero creo que iba a ser peor que me quedase con él por que al final iba a ser él, el que me tuviera que esperar a mí.
Poco a poco y cascando con los nuevos compañeros de viaje, vamos llegando al pueblo. A eso de las siete de la mañana llegamos a Benamahoma. Lo primero que hago es hablar con Susana para comentarle la situación. Todo está bien y no hay que preocuparse. Luego toca reponer fuerzas y aquí decido tomarme un café con leche calentito con unas mini napolitanas.
Un voluntario nos dice que se va a neutralizar la carrera. Se va a dar por finalizada a cada uno en el avituallamiento que se encuentre. En cinco minutos se corta.
Mis tres compañeros se conocen perfectamente el recorrido. Uno de ellos es la séptima vez que la hace. Me miran y me dicen:- "Vámonos". Tenemos cinco kilómetros hasta El Bosque y hay que ir pegados al río. O salimos ahora o nos cortan aquí y nosotros tenemos la intención de terminar la carrera. Decido irme con ellos por que me dicen que a los que vayan llegando ya los van a cortar y dar por finalizada la carrera.
¡Vaya cinco kilómetros que me tenían preparados!. Llegamos al camino que va paralelo al río y lo primero que veo es el río desbordándose. El agua tapa el camino y choca contra un murete de piedra. La verdad que no se lo piensan mucho y van pasando uno a uno. El último se da la vuelta y me dice:-"Tu, detrás mía, esto es una zona a asfaltada que han hecho para que pasee la gente". Bueno, pues detrás de ellos comienzo a pasar. El agua nos llega por encima de los tobillos, y en zonas un poquito mas arriba, je je je. Tenemos que asegurarnos con los bastones. Da miedo mirar al río. Baja con una fuerza increíble.
Os aseguro que si vengo solo o con alguien que no se lo conozca, el que escribe se da la media vuelta.
Por fin pasamos esta zona y comenzamos a correr por una sendita que nos hace ir de a uno. Voy cascando con uno de ellos. Creo que se llama Diego Romero. La verdad es que me va explicando todo lo que tenemos por delante con todo lujo de detalles. Los sigo con incertidumbre de lo que pueda pasar. Quedan varios pasos "complicados" que tenemos que pasar sí o sí para no quedarnos en medio si poder ir para adelante o para atrás.
Aquí sigue lloviendo. Está todo lleno de agua. Por las laderas bajan ríos de agua que aliementan un poco mas el desbordado río. Cruzamos varias veces el río por unos puentecitos super estrechos y bastante endebles, bajo mi punto de vista. Están colocados sobre machones que son golpeados con fuerza por el agua. La verdad es que no me inspiran ninguna confianza. Voy el último y dejo espacio con Diego para no pasar los dos juntos por el puente. Je je je.
Todavía quedan un par de sitios que vamos a ver como están, me dicen. -¡Deseando estoy llegar a El Bosque!.
Y... llegamos a una zona bastante chunga. Tenemos muy poco espacio para pasar. No vemos lo que vamos a pisar y para colmo a la derecha, a menos de dos metros, tenemos una chorrera que deja caer el agua con bastante fuerza.
Pues nada, otro consejo de Diego. :-" Cuando pases haz palanca con el bastón para sujetarte de la corriente. Si vas al río.......... Adiós!.
Ja ja ja, pues nada, detrás de ellos, haciendo palanca con el bastón izquierdo y con la mano derecha agarrándome a la pared en los pocos resquicios que tenemos. Pues otro obstáculo superado. Uff, vaya cinco kilómetros mas divertidos estamos haciendo.
Y por fin llegamos a la última zona un poco complicada. Esta es una zona donde el río también está desbordado pero choca con la ladera de la derecha sin mucha fuerza. Aún así hay que hacerlo con cuidado y con el mayor de los respetos al río.
La lluvia no cesa. Cada vez va mas cargado el río. Pasa por debajo de los puentes, en sitios le falta poco para saltarlos, con muchísima fuerza. Pero nosotros ya estamos de camino a El Bosque y hemos pasado lo mas complicado. Creo que ya somos los últimos en pasar por esta zona.
Y llegamos al avituallamientos del pueblo. Allí nos dicen que está neutralizada la carrera. Mis compis de viaje charlan con los voluntarios por que la zona que queda no es muy complicada. Lo suyo es terminar la carrera y llegar a meta corriendo. Han decidido que no se sigue. Los llanos por donde tenemos que pasar están inundados y el agua, depende de la altura de cada uno, llega por encima de la cintura.
Nos quitan los chips y nos toman el tiempo. Bueno, pues esto está finiquitado. Al final han sido 115 km donde ha habido un poco de todo. Ahora sí, nos tomamos un café calentito con unos dulces y esperamos unos minutos a que nos recoja una furgoneta para llevarnos a Prado del Rey.
Durante el viaje nos damos la enhorabuena y comentamos un poco lo que ha sido la carrera. Vamos seis en la furgoneta y decidimos pararnos a unos 200 metros para pasar por meta. Nos han faltado 12 kms para terminar la carrera, pero bueno, creo que nos hemos ganado la medalla.
Allí en la meta está Jesús. También está Nanny gritando mi nombre sin cesar. Oleeeeeee, hemos terminado esta odisea, je je je. Nanny me pone la medalla y me da el preciado parche de finisher del Ultra de Bandoleros 2018.
Jesús me da la bandera de Castilla la Mancha con la que poso en meta mas contento y orgulloso que nada.
Saludos y enhorabuenas por parte de todos. Nanny me dice que Ángel ya está de camino aquí. Ya le traen también en furgoneta. Pues nada, decido ir al coche a cambiarme mientras Jesús me comenta que ha quedado el 14 de la general. Menudo carrerón se ha cascado el tío.
De vuelta a la meta, ya sequito y con ropa limpia, veo a Ángel que viene de frente. Que buenoooooo. Le felicito por que hoy ha sido un día para recordar. Duro donde los haya. Un abrazaco entre los dos confirma que lo hemos conseguido.
Mientras se cambia comentamos un poco de todo. Nos ponemos al día de lo que ha hecho cada uno, aunque luego en el viaje de regreso tendremos muuucho tiempo para cascar.
Recogemos las mochilas de vida que ya nos las han traído a aquí y las guardamos en el coche tal cual. Ya en casa lo apañaremos todo.
Volvemos a la zona de meta y localizamos a Vito. Ya estamos los cuatro Toledanos juntos. Nos tomamos un bocadillito de lomo que nos han preparado y después de unas fotos nos despedimos para emprender el viaje de vuelta.
Yo me voy un momento a la zona donde dan la bolsa del corredor para despedirme de Nanny. Muchísimas gracias por todo. Eres un cielo. Siempre tan pendiente de nosotros. Gracias y mil gracias. Seguro que nos volveremos a ver muy pronto. Un besote.
Y..... Antes de coger el coche, decidimos tomarnos un delicioso desayuno. Café con tostadas de mollete antequerano. Que recuerdos de mis tiempos mozos que me hicieron vivir en Ronda durante 8 añitos y donde los desayunos eran mi debilidad.
Pues nada, esto es un poco lo que pasó en Bandoleros. He tenido que recortar por que sería imposible contaros todo, pero he intentado poneros en situación y meteros en el carrera aunque sea virtualmente.
Solo os puedo decir que ha sido una autentica pasada. Por el recorrido, por su dureza, por el temporal, por el seguimiento que me habéis dado, por la compañía de este viaje............. Sin duda un fin de semana para contar a los nietos.
Me queda dar las gracias a todos los voluntarios, encabezados por la alegría de Nanny. Os habéis portado genial. Super atentos y conscientes en todo momento de lo que estábamos haciendo y de las necesidades que teníamos. Solo puedo daros un 10. Por vosotros estas carreras son lo que son. Gracias.
A mis tres compañeros en los últimos kilómetros de esta aventura. Gracias por guiarme en los momentos mas chungos. Si puedes, Diego, dale las gracias a tus compañeros de mi parte. Y para ti un saludo especial, je je je.
A todos los que habéis estado de una u otra manera dándonos ánimos. Amigos y familiares. A mis compis del Bikilamanjaro que narraban todo por Watsaap. A Javier Garrido (Javi Bikila), por estar pendientito de mi. Me acordé de él en plena noche y estuvimos charlando un rato. Tus palabras fueron muy importantes para sobrellevar el temporal nocturno. Gracias por estar ahí.
A mis compis del Cerro del Bù, Ángel y Jesús, por hacerme pasar un fin de semana de locura. Sois muy grandes. Menudas penurias pasamos últimamente juntos, ja ja ja. ¡Por favor, borrar mi teléfono!.
Y como no, a la mujer que hace que todo esto sea posible. Mi mon amur Susana. ¡Un quiero muchito!.
Gracias a todos.
Abrazacos y besazos.
Capi
No hay comentarios:
Publicar un comentario