lunes, 11 de mayo de 2015

Media rebelión del reino de los Yebenes.

   Año 2155. Sentados en su nave estelar, el hijo le dice a su padre: "Papá, papá, cuéntame otra vez la historia de esos guerreros, anda".
   -Aparcaremos en la tercera fase sideral para contártelo con detenimiento - dijo el padre.
   Bueno hijo, toda la historia comenzó allá por el 2015. Un Domingo día 10 de Mayo. Un grupo de valerosos guerreros se enteraron que había tres olivos, cada uno de un tamaño diferente. Esos olivos eran muy codiciados en esa época y decidieron emprender un viaje al término de Los Yebenes. No iba a ser tarea fácil pues hasta allí se desplazarían guerreros de los alrededores para intentar conquistarlos.
   Para poder ir tuvieron que entregar un puñado de monedas como peaje. Se prepararon durante días y algunos durante noches y por fin llegó el momento de partir. En tres galeras viajaron bajo bandera de un tal Bikilamanjaro.
   En total fueron 11 guerreros. No eran todos pero si los más valientes. Dirección Sur, surcaron los mares asfaltados para llegar al campo de batalla. Había salido el sol hacia rato cuando desembarcaron y pusieron pie en tierra firme. Allí se dieron cuenta que no iban a estar solos y que iban a tener que pelear con fuerza para llevarse el codiciado trofeo.
   El primero en desembarcar fue un tal Antonio XL. El mas grande del grupo. Un tio que daba miedo cruzarte con él. Después bajaron de su galera Antonio, un tío que se dedicaba a arreglar artilugios que ellos llamaban bicis. Marcos, este regentaba el bar donde se reunían a celebrar sus victorias. Capi, a este le gustaba meterse en todas las batallas aunque en contadas ocasiones consiguió trofeos. También desembarcaron un tal Mariano al que le gustaba mucho apretar botones con letras y enseñar a sus compañeros los animalitos que cuidaba. Txule, este se vestía con prendas que él mismo fabricaba. Sergio, un guerrero empeñado en llenarlo todo de agua. Gregor, este decían que era el viejo de la manada, porque es abuelo, pero todos le respetan por su bravura. Por último bajaron Andrés y Arturo, dos tipos muy tranquilos que lo que querían era cervezaaaaa. Y Carlos, un guerrero duro de los de verdad.
  
 
   Después de enseñar sus armas para la lucha y pasear el estandarte de Bikilamanjaro para que todos supieran que estaban allí, esperaron que el sol tocará el aspa del molino para comenzar la batalla.
   No iba a ser fácil. Había guerreros duros de verdad. Algunos con armas muy poderosas, pero ellos estaban decididos a luchar hasta el final. 13.048 millas los separaban del codiciado trofeo. Tendrían que pasar por multitud de peligros. Ir por caminos intransitables. Subir a lo más alto, hasta casi tocar el cielo. Pelearse por el camino con el resto de guerreros bajo un sol de justicia.
   Nada los iba a parar. Sergio se fue a por los más rápidos para intentar frenar su ataque. Por detrás iban Capi y Marcos intentando parar las embestidas de los enemigos. Antonio XL pisando fuerte para amedrentar al enemigo. Carlos luchando con todas sus fuerzas para no quedarse atrás. Arturo y Andrés vigilando la retaguardia porque por detrás venían lanzando ataques. Antonio asustando al resto con su coraza que quitaba la sed. Mariano tuvo una pelea con algunos guerreros "despistados". Gregor luchaba con toda su fuerza y experiencia en mil batallas contra varios guerreros de su calaña. Y por último Txule, que cedió sus armas a una guerrera que estaba "desorientada".
   Eran un bloque perfectamente estructurado y compenetrado para que la batalla se decidiera a su favor.
   Después de cruzar valles, subir montes, beber de manantiales y entablar crueles batallas, todos llegaron sanos y salvos a su objetivo.
   Sergio consiguió subirse al olivo mediano que se llevó en su galera como recompensa a su bravura y Gregor se agarró, y no soltó, uno de los olivos pequeños, al que consiguió subir con su nieta para demostrar lo orgulloso y feliz que estaba en ese momento.
 
 
   Lo importante de la batalla, hijo, es que todos los guerreros de Bikilamanjaro unieron aún más sus lazos y se consolidaron como un grupo de guerreros indestructible. Además volvieron todos sin sufrir heridas de guerra de tan cruel batalla, deseando prepararse con mas fuerza para la siguiente.
 
 
  - Papa, ¿y nosotros no podemos ir a alguna batalla de esas?
  - Hijo, esa época ya pasó. Pero si quieres la podemos recrear en el "ordenator de partículas efímeras estabilizantes"................
  
   Capi
  
   
 
 
 
 

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