sábado, 25 de septiembre de 2021

Ultra los Artesanos.

   Esto ya ha comenzado hace unas semanas. Después del verano tenemos una agenda bastante completita. Muchas carreras aplazadas a estos meses hacen que coincidan algunas y que otras sean el mismo fin de semana aunque distinto día.



  Esto es lo que me pasa a mí este finde. El sábado vamos Txule y yo al ultra de los artesanos, y el domingo el maratón de Madrid. Pufff, casi ná. Bueno, vamos a ir por el principio y veremos como se va desarrollando la cosa.

  Txule y yo, decidimos ir a dormir a Coria. Un pueblo a 13 km de Torrejoncillo por que la carrera es temprano y estamos a algo más de dos horas. Tendríamos que salir de Toledo sobre las 4 de la mañana. Y no es plan de madrugar tanto. Así, el viernes anocheciendo llegamos a nuestros aposentos. Tengo que decir que tendría que estar con nosotros nuestro compañero y presidente del Bikilamanjaro, Javi. pero al final la situación familiar de estas últimas semanas le han hecho tomar la decisión de quedarse en Toledo. Muy acertada por su parte. 

 Cenar algo, preparar la mochila y vestimenta y a descansar. Antes, una palabras con nuestras respectivas mujeres, María y Susana, para desearlas buenas noches y decirlas cositas al oído, je je je.

 El despertador suena cuando estamos en lo mejor del sueño, pero rápido estamos en pie para comenzar el protocolo previo a las carreras. Mientras nos tomamos unos donuts y un zumito para desayunar, terminamos de apañarnos y recoger todo.

  A las 06:00, cogemos un autobús desde Torrejoncillo que nos llevará a la salida. El bus nos deja a unos cuantos cientos de metros del pabellón de Portezuelo. Allí, recogemos el dorsal y rematamos todo para la carrera. Dejamos la bolsa en el ropero y charlamos un rato con nuestro colega "El Gacela", con el que coincidimos también en Gredos. Muy grande es este chaval.




  Después de pasar un pequeño control de material, nos dirigimos a la zona de salida. Todavía es de noche, así que sacamos nuestros frontales. Y con la típica cuenta atrás se da la salida a esta edición del ultra de los Artesanos. 

  Los comienzos, como casi siempre en montaña, son cuesta arriba, y este no iba a ser distinto. Así, subimos las pulsaciones en un periquete, ja ja ja.

  Después de un pequeño respiro, comenzamos la subida al castillo de portezuelo, cuyo nombre es Castillo de Marmionda. Hemos tenido un pr0blema con un frontal y hasta que amanezca nos vamos a tener que apañar con uno solamente.

  A partir del castillo, Txule va detrás mía siguiendo mi luz. Un poco complicado por que yo le quito visibilidad, por lo que tenemos que ir bastante tranquilos y además avisando de ramas, piedras, surcos y de todo que que pueda provocar una caída o tropezón. En los pasos un poco difíciles, lo que hago es pasarle yo y darme la vuelta para alumbrar a mi compañero.



  Bueno, es lo que hay y con eso tenemos que tirar para adelante. Pasada una hora de carrera y yendo por camino, donde podemos ir los dos en paralelo, decido apagar el frontal. Que gusto es correr con luz natural. ojo lo poco queme gusta ir detrás de un circulo que ilumina tu camino. Txule y yo, hablamos de lo que nos espera en un par de semanas. Mas de doce horas de frontal. Ahí si que nos vamos a hartar de foquito, ja ja ja.

  En esta horita, hemos hecho algunas subidas y bajadas, tampoco muy duras, pero lo que viene pasado el km 11 ya nos avisa de lo que tenemos por delante. La subida de la Silleta. El comienzo es duro, pero luego se pone peor, ja ja ja. Lo que te deja un poco chafado, es pasar por una zona arrasada por las llamas. Joder, que desolación. Ver como las ramas negras te van marcando brazos y piernas, da muchísima pena. Esperemos se pueda regenerar muy pronto y en las próximas ediciones podamos volver a ver la paleta de colores en todo su esplendor.




  Después de esta subida, vamos a hacer un bucle de unos 6 km para volver a la silleta, pero esta vez para hacerla de bajada.  En este bucle, nos cruzamos con los corredores de la media. Ánimos mutuos para seguir dando guerra.

 Pues eso, pasado el km 18 comenzamos la bajada. Bajada muy muy peligrosa, donde un voluntario nos avisa de esta situación. Aquí me dejo caer para abajo y poco apoco me voy despegando de Txule que va con mas precaución. Imposible parar. Es una bajada que no te deja respirar. 

   Una vez abajo, me espero charlando con los de protección civil, a que llegue mi compi. La verdad es que no ha bajado mal Txuletón, por que no ha tardado nada en llegar a mi posición.

   Cogemos un poco de camino bueno donde vamos dejando el pueblo de Cañaveral a nuestra derecha. Poco dura este camino y girando a la izquierda, volvemos a coger vereda cuesta arriba. Aquí vamos junto a otros dos corredores con los que hacemos casi toda la subida. 

  Y así, llegamos a una bajada de hormigón que nos va a dejar en la entrada del pueblo. Pasamos por las calles de mas a las afueras del pueblo, para salir de nuevo, del suelo urbano. Antes de salir y buscando un sitio para sentarnos, nos paramos un momento para quitarnos las piedras de las zapatillas.




  Proseguimos en continuo ascenso junto a otros dos corredores. Ellos van delante, pero uno de ellos va muy tocado y no tardamos en adelantarlos para hacer la subida a nuestro ritmo. Y por fin, una senda un poco corrible. Hay que ir soltando patitas para lo que queda por venir.





   Y lo que queda por venir, ya está aquí. Joder que pedazo de cortafuegos tenemos delante nuestra. Este si que nos va a poner a prueba. Nada, pasito corto y al tran tran. así vamos subiendo poco a poco. Me voy despegando de Txule un poco. aquí cada uno tiene que subir a su ritmo. Y arriba le espero haciéndole un par de fotillos.

  Una vez juntos, me mira y me dice,-:" Capi, el cuerpo no me va". Joder, "si no tenemos prisa". "Vamos a llegar al avituallamiento y allí reponemos y descansamos un poco". 

  Pero Mi compi se conoce muy bien y me dice que me vaya. Que se va a retirar. Que aquí se viene a sufrir, pero disfrutando y que no está haciendo ninguna de las dos cosas. 

  La verdad es que uno mismo sabe como está y la decisión es suya. Lo que si tengo claro es que seguiré con él hasta que lleguemos a un punto de evacuación. Así, con tranquilidad y charlando hacemos una bajada que nos lleva directos a un avituallamiento.

  Allí, Txule pregunta si es un punto de evacuación y le contestan que si. Pues el 408 se retira, les dice. Yo hago un último intento de animarle a comer y descansar y continuar si ve mejoría, pero la decisión está tomada. Por los walkie informan de la retirada. Ahí se que nuestros caminos se separan. 

  Un abrazo muy muy fuerte y unas palabras de animo mutuas, para poco apoco ir alejándome del avituallamiento. Estamos en el km 26. Justo la mitad de la carrera. Lo primero que hago es una bajada también bastante peliaguda. Aquí no hay tregua. O para arriba o para abajo. 

  El tramo que tengo ahora es un poco mas disfrutón. Por lo menos puedo correr algo y las vistas merecen la pena. Pero ya me han avisado que todavía tengo El Cuchillar. Uff, como suena eso, ja ja ja. Mejor vamos a reservar un poco de patas que no me quiero llevar un susto.

  Y cruzando un riachuelillo, oigo un zumbido encima mía. Es un dron que esta grabando. Al mirar hacía arriba, me doy cuenta de lo que tengo delante. El famoso y temido Cuchillar. Una subida por medio de unos riscos y metidos por una de sus brechas. 

  Bonito mucho, pero duro también.  Y mirando a los corredores que llevan ya una media subida, comienzo a ascender los primeros metros. No está mal el Cuchillar, no. Tiene su cosilla, ja ja ja.

  Pero voy muy bien de piernas y eso hace que suba bastante suelto. Y antes de llegar arriba he cogido a los tres corredores que había visto desde abajo. Con ellos hago un tramo de descenso. Luego tenemos una zona de senda/camino donde me despego de ellos poco a poco.

  Los kilómetros que viene apartir de aquí, no son tan técnicos como en la primera parte, pero si que tiene sus buenos repechos que te hacen ir consumiendo energías poco a poco.

 Y ya en el km 36 pasamos por el convento del Palancar, donde tenemos mucha animación, que no me esperaba, la verdad. Yo creo que eran los invitados de algún evento, por que iban todos muy guapos, ja ja ja.



 Y en unos 3 ms más estoy cruzando la carretera por debajo. La EX-109. Voy paralelo a ella y ahora mismo están pasando una barbaridad de motos. Muchos de ellos me pitan y saludan. No paran de pasar. A la moto 80 mas o menos ya dejé de contar, pero mas de 100 motos si que eran. ¡Que pasote!.

Hago una llamada a mi compi para ver como está y charlo un rato con él. Todo correcto. Está en meta esperándome con la cerveza en la mano. Bueno, espérame que no tardo, ji ji ji.

 A partir de aquí, quedándome unos 10 km, voy a ir atravesando las dehesas con sus fincas de cerdos negros y sus constantes sube y baja del terreno.

  En el km 45 decido sacarme un huesito de la mochila. Estoy justo al lado de un cercado de cerdos. Me tomo la mitad y decido arrimarme para dar un cachito a uno de ellos que me mira con deseo, je je je.

 Joder, como le gustan los huesitos a estos, ja ja ja. En menos de dos segundos tengo allí a mas de 50 cochinos con los morros olisqueando tan preciado manjar. Solo me queda sacar otro y repartirlo como puedo. Esto se está desmadrando y decido salir corriendo de allí que estos se saltan la alambrada, ja ja ja.

  Ya puedo divisar Torrejoncillo. Poco a poco voy acercándome a él. Voy adelantando a varios corredores antes de entrar en las calles del pueblo. Y por fin piso las calles de Torrejoncillo. Una cuesta arriba es la antesala de la meta. Una cuesta arriba que se hace llana al ver el arco de meta.



  Ya le tengo delante. El crono cuelga de él. Ocho horitas para este ultra de cortafuegos. Paso por meta y encuentro a Txule al que saludo. Bueno, pues otra mas para la saca. Medallita para el pescuezo que me la he ganado.



  También saludo al Gacela que está como un toro y voy directo al avituallamiento final. Un bocadillo, una fantita y andando al coche para volver a casa. Antes una ducha rápida y con agua caliente, yujuuuu, para hacer el viaje agusto.

Durante el viaje mi compi yo comentamos todo lo sucedido en el día de hoy. Mis ánimos son para él. Has sido muy inteligente y has tenido la cabeza bien puesta para saber lo que tenias que hacer y haberlo hecho.

  Carreras hay muchas. Y si no pasa nada, pronto estaremos dando guerra de nuevo. 

  Y con esto y un bocata de chorizo, hasta Toledo derechos. La próxima más y mejor, seguro. Gracias a todos por los ánimos.

  Pronto a la carga.

  Capi

sábado, 11 de septiembre de 2021

Maratón de los Galayos.

    Después de un verano de descanso, llega la primera carrera de esta segunda parte del año. El maratón de los Galayos. Un maratón bastante cañero, por no decir otra cosa. 42 km con 3200 metros positivos. Y encima la mayoría del trazado es casi incorrible, por lo menos para los mortales, je je je.


  A las cinco de la mañana sale el coche con destino a Guisando. En él van dos integrantes del Tridente Verde. Capi y Txule. Hoy Javi no ha podido acompañarnos por temas laborales. Así, los dos Bikilamanjaros se desplazan en solitario.

  No tardamos mucho en llegar al pueblo y encontrar un bar donde nos tomamos unas tostaditas para llenar el buche. Allí nos encontramos a Jesús y dos colegas que se han atrevido también con esta dura prueba. Nos tomamos las deseadas tostadas (Txule se toma un donuts casero), mientras charlamos con nuestros paisanos Toledanos. 

  Nos despedimos hasta la salida y nos dirigimos a recoger los dorsales. Allí charlamos con Ramón que es el artífice de este recorrido. Además también es el responsable de  la prueba del Calar del río Mundo. Nos cuenta unas cosillas de su próximo proyecto y..... Miedito nos da, ja ja ja.

  Bueno, pues hay que cambiarse y acicalarse para la carrera. Por delante nuestra pasa un coche en el que va Floro y su mujer que van a pasar el finde allí y de paso a ver la carrera. Luego los veremos seguro, ji ji ji.

  Ya en la zona de salida, nos juntamos con Tiri. También ha venido a disfrutar de los Galayos. Ya somos tres Bikilamanjaros en carrera. La cosa se anima, ja ja ja.

  También están las respectivas mujeres y el hermano de Tiri. Espero que disfruten de este espectacular día, como esperamos hacerlo nosotros también.

  Jose Roberto, "El Gacela", está también en la línea de salida. Con él charlamos un buen rato. Palabras también con Jesús y con Santa. Muchos amigos y conocidos con los que charlando nos da la hora de la cuenta atrás.

  Y con un ¡Ya!, se da comienzo a la prueba. Nos despedimos de nuestros compis y familiares y damos nuestras primeras zancadas. Nada mas salir de la plaza, Tiri no se da cuenta de un badén y salva una caída casi segura. Uff, relajación que no hemos empezado todavía ja ja ja.



  Los ocho primeros kilómetros son muy faciles. Todo para arriba hasta llegar al Cervunal situado a 2091 metros donde tenemos un mirador 360 grados y disfrutar de Circo de Gredos, La Mira, Los Galayos....... Pero que desde el pueblo tenemos que superar casi 1300 positivos. Bastante heavy para comenzar.





  Pues eso, salimos de la plaza y a subir. La primera calle del pueblo ya te pone las piernas en aviso. Los primeros metros y la adrenalina de la salida, hace que los hagamos corriendo, pero tenemos que pensar en lo que nos viene y parar un poco para oxigenar y tranquilizarnos.


  Esta subida hasta el pico, no tiene zonas muy técnicas, por lo menos subiendo. Bajando ya será otra cosa. Pero bueno, en estos kilómetros y con la frescura del principio, vamos alcanzando altura a buen ritmo.  Zona de piedras y zona de piornales es lo que tenemos en esta larga subida.

  En el km seis y pico más o menos, comenzamos a cruzarnos con los primeros de la carrera. Tenéis que saber, que la bajada la hacemos por el mismo sitio de subida, así que nos iremos cruzando con todos los corredores. 



  Y llegamos al pico donde tenemos dos voluntarios animándonos a tope. Allí tienen una bandera de España y con ella nos hacemos una foto, aquí en lo alto del Cervunal.  Después de disfrutar de las vistas increíbles, comenzamos el descenso de nuevo hacia Guisando.

Un descenso donde piensas, "Joder, prefería subir a bajar", ja ja ja. Pero es lo que hay. Y así, sin avisar, el Tiri me pasa sin intermitentes como un cohete mientras dice: "como me gustan estas bajadas". Madre mía que descenso se está cascando. Eso si que es disfrutar.

  A mitad de la bajada, le vemos en cunclillas encima de una piedra haciéndonos un video. Después, ya los tres juntos, terminamos el descenso y nos desviamos a la izquierda antes de entrar a Guisando.

  Y llegamos al avituallamiento de la Cabra en el Nogal del Barranco. Justo en el comienzo de la subida a Galayos. Allí hay un poco de todo. Fruta, cruasanes de chocolate, frutos secos y mis deseadas gominolas. Aquí estamos un buen rato rellenando depósitos ya que lo que tenemos delante nos los va a vaciar.

  Bueno, ya no hay que pensárselo más. Nos despedimos de los  voluntarios y comenzamos el ascenso de Galayos. Es bastante dura, pero las vistas y las imágenes que ves aquí son impresionantes. Merece la pena el esfuerzo.

  De aquí hasta la mira, que es el punto más alto de la carrera, subimos de 1122 metros a 2343 metros en 8 km. O sea, mas de 1200 metros positivos. Tenemos faena por delante. La dureza de la subida donde las piernas empiezan a ponerse tensas, contrasta con la belleza de las agujas infinitas que forman los Galayos. Vamos observando a los escaladores encaramados a esas agujas que nos dejan impresionados. 

  Y poco a poco vamos haciendo las llamativas zetas del último tramo antes del refugio. Desde aquí se ve lo que hemos subido y a la gente que viene por detrás, pero también lo que nos queda por subir y a la gente va por delante. 





  Adelanto a un chaval que va con calambres en las piernas. Dice que va a llegar al refugio y allí verá lo que hace. Charlo un poco con él. Es de Talavera y está haciendo su primer maratón. -"Pues te has metido en uno de los mas cañeros para empezar", le digo. Nos reímos un rato mientras le doy unos humildes consejos. Tiene curiosidad en saber cuantos maratones llevo. Le digo que con este 123. -"Joder, 23 maratones. Que tío", me dice. .... -"Noooo, 123", le contesto. Me mira y me dice :"La virgen". Ja ja ja. Un poco flipao se quedó, la verdad. Pero ya alucinó un poco mas, cuando le dije que llevaba 38 ultras y 96 medias. Yo creo que no se creyó nada, pero bueno, por lo menos se nos pasó un rato entretenido.

  Las patitas ya se empiezan a quejar. De momento seguimos ahí dándolo todo. El refugio Victory se ve allí a lo alto. Uff, todavía queda tela que cortar para llegar allí. En esta subida, le dejo los palos a Tiri para que los pruebe. Nunca ha corrido con ellos y se va a dar cuenta de la diferencia de llevarlos a no llevarlos, sobre todo en subidas, claro.



  Bueno, y tenemos una alegría en el camino. Un poco antes de llegar al refugio. Nuestro amigo y compañero de equipo Floro, ha subido hasta aquí para darnos ánimos y desearnos suerte. También ha subido el hermano de Tiri que hace lo mismo. Por su puesto nos paramos un rato a hablar con ellos. 




  ¡Que grande es este tipo!. Aunque está mejor con el pelo corto, le quiero igual. Muchas gracias amigo por este subidón que nos has hecho sentir. Ah, Un selfi con él, no podía faltar, ja ja ja.



  Después de despedirnos de él, continuamos la subida. Y.. Por fin llegamos al Victory. Aquí tenemos un control de paso y una fuente de agua natural. Tiempo para relajarse un poco y observar como se preparan unos cuantos escaladores para subir por las interminables agujas de los galayos.

  Aprovechamos para comernos una barrita. Yo un huesito, por su puesto. Rellenamos los bidones de agua. También tenemos isotónico que nos ha preparado la organización. Ah, y un platito de chuches que no tardamos en dar cuenta de él. ¡Son mi perdición!.

  Bueno, pues comenzamos la subida hacia la Mira. Txule va con amagos de calambres por lo que optamos y decidimos separarnos. Creemos que si vamos con él, le vamos a perjudicar mas que ayudar ya que iremos sin quererlo tirando de él y lo que nos interesa en este punto es que él suba a su ritmo y controlando esos calambres.




  Así, Tiri y yo, vamos cogiendo altura y despegándonos de nuestro compañero. Eso sí, sin perderle de vista y dándole ánimos desde la lejanía. Vamos compañero que es la última subida dura que queda. O eso creo, ja ja ja.


  Cada uno a su ritmo para ir con buenas sensaciones, vamos llegando a la Mira. Allí Tiri y yo nos hacemos unas pocas fotos en este punto tan característico. Desde allí vemos aparecer a Txule. -"Vamos compiii, que ya lo tienes".




  Ya arriba, hacemos un pequeño descanso. Txule me pide sales. Le doy uno de los dos paquetes que llevo. Y al ir a cogerlo, palpo una cosa en el bolsillo que no reconozco. Eso no lo he metido yo. Lo saco y es un Chupa Chups en el que en su palo hay una banderita que pone "Te quiero". Puff, que subidón. 



  -"Susana, eres la más mejor"... Una voluntaria que se percata de todo me dice que eso se merece una foto para el recuerdo. Y así queda inmortalizado ese momento tan especial. Gracias Mon Amur.....Por supuesto no me dura ni medio minuto, ja ja ja.

  Bajamos un poquito de la Mira y cogemos agua en la fuente de los Pelaos, donde tenemos punto de control. Estamos en el km 20 y llevamos unos 2700 positivos. Muy muy cañero es esto. Pero lo bueno es que ahora nos queda ya un terreno un poco mas suave, en cuanto desnivel se refiere.


  Comenzamos una larga bajada de piedras con mucho cuidadín. Aquí nos encontramos a un chaval que viene al revés. Se le ha caído el móvil y viene buscándolo. Le deseamos suerte y que lo encuentre rápido por que si no se va a cascar unos poco kilómetros mas.

  Cogemos la bajada del puerto del peón donde la humedad y el calor son bastante altos. Está nublado y no nos da el sol directamente, pero hace un bochornazo increíble. Alguna fuente está sin agua, lo que hace que vayamos reservándola que queda para el siguiente avituallamiento.

  Txule va sujetando los calambres a base de hidratación y sales. También cae alguna glucosa que otra. La zancada la ha acortado un poco para no estirar el cuádriceps y así evitar el tirón. Pero ahí vamos,  con las ganas de terminar y hacerlo bien. 

  Hoy es un día especial. Ha venido su familia para estar con él en meta. Y lo mas bonito es que "su niño", va a entrar con él a meta. Eso es lo que le hace ser fuerte hoy. Cada uno lleva su propia motivación, pero hoy la de Txule es la más especial. Vamos compi que el peque te está esperando.

  Y así llegamos a la fuente del peón bajo. Allí tres voluntarios nos esperan con sandía, frutos secos, y chuches. -"Esto si que no me lo esperaba yo", les dije. Me salió del alma. Para mí era un oasis en medio del desierto. Que bien nos vino ese avituallamiento. Nos va a dar una vida exagerada. 

  Y así, con los depósitos un poco mas llenos, continuamos la bajada. Muy concentrados y mientras seguimos dándoles una paliza a los cuádriceps,  nos encontramos con un voluntario que nos dice que a un km está el avituallamiento. Pero además nos dice que hay punto de corte y nos queda muy poco tiempo.

  Joder, que estrés. A las 03:00´, cortan. Ya empiezo a echar cálculos y le digo a Txule que corra. Tenemos 9 minutos para pasar el corte. Tiri viene detrás apretándonos el culo. Txule va el primero bajando sin conocimiento para llegar a tiempo.

 Y sobrándonos dos minutos llegamos al punto de control que a la vez hace de avituallamiento. Estamos en Domingo Fernando, km 30. Hemos pasado compañeros. Ahora tenemos 5 horas para llegar a meta. Si no pasa nada raro esto está controlado.

  Mientras comemos algo, nos dicen que cortan, que ya son las tres. Les decimos que esperen unos minutos que vienen dos chavales muy cerca. Uno de ellos es el que me encontré en la subida de Galayos. Sería una putada que los cortes por unos pocos minutos cuando además tenemos ahora muchas horas para hacer los 14 km que nos quedan. 

 Al poquito llegan los dos corredores y sin problemas, después de avituallarnos, salimos con la ilusión y las ganas de terminar este durísimo maratón.




  Esta zona, no la conocemos ninguno de los tres, así que vamos a disfrutarla lo que podamos y las piernas nos dejen. Lo que si sabemos es que tenemos una última subida para llegar a la cresta y brincar al otro lado. 

  Tenemos la subida delante nuestra. Le doy una glucosa a Txule para que se la tome. Poco a poco vamos ascendiendo. Tiri para en la fuente la gallina y se refresca. Yo lleno un bidón de ese agua tan especial.

  Bueno, y por fin brincamos al otro lado. Solo nos queda bajar de nuevo al Nogal del barranco y de ahí a meta unos 4 km más. Eso sí, esta bajada hasta el Nogal, se hace bastante dura. Las piernas piden tregua que no le vamos a poder dar. Terreno con bastante arena y piedras que además va haciendo zetas muy cortitas y con bastante pendiente. Pero el objetivo está cada vez mas cerca y eso nos hace estar más unidos y juntos, como el equipo que somos, continuando animándonos y ayudándonos para conseguirlo.

 Me pongo a repartir huesitos, que todavía llevo en la mochila. Hoy creo que me he pasado, ja ja ja. Pero lo bien que sientan a estas alturas de la carrera.

 Y... Por fin pisamos el camino de los Galayos. Por donde pasamos hace unas pocas horas, pero al revés, ja ja ja. No estamos para equivocarnos de dirección, je je je.

 Avituallamiento. Ahí siguen las voluntarias recibiendo a los corredores. Lo primero es agradecer su labor y encima con buena cara y dando ánimos. Llevan también muchas horas al pie del cañón para que nosotros tengamos lo necesario para continuar. 

  Tiri, que lleva muuuchas horas pensando en los cruasanes de chocolate y la Cocacola , es lo primero que hace. Que ansia viva, ja ja ja. Yo con un poco de sandía y gominolas voy que chuto. Txule coge un poco de todo para rematar la faena. 

  -"¡Vamos Txuletónnnn!", es lo que llevo diciendo varios kilómetros. Y es que solo pensamos en la tan esperada entrada a meta con el renacuajo. Ya solo estamos a unos 4 km para hacerlo realidad. Allí nos están esperando la familia de Txule, Floro, su mujer y la mujer de Tiri con su hermano y cuñada. 

  Las piernas de Txule siguen avisando, pero le pueden más las ganas de vivir ese deseado momento, que el dolor de cuádriceps y los amagos de calambres. Pasamos por el aparcamiento del pueblo y nos animan los que ya han llegado tanto del maratón como de la media. 

  Ya solo nos queda girar a la derecha para enganchar la cuesta de bajada que nos lleva directos al pueblo. En nada, estamos pisando las calles de Guisando. Al final de la calle está María, la mujer de Txule con Victor, el pequeñajo de la familia. 

  Txule se lanza a cogerle en brazos. Víctor está con los ojos como platos viendo a su Tito correr hacia él. Está alucinando de ver a Txule corriendo. Pero al cogerle en brazos y darle un besazo, su gran sonrisa aparece en todo su esplendor. La cara de mi compañero también lo dice todo. Es amor en estado puro. Es cariño a más no poder. 

  Tiri y yo también saludamos a Víctor y por supuesto a María también. Ya solo nos queda entrar en meta. El momento ha llegado. Después de tantas horas pensando en este momento. Después de tantas situaciones de carrera. Después de tantos kilómetros pateando el suelo de Gredos, ya estamos aquí.





  Txule suelta a Víctor en el suelo y me dice que le coja de la mano. Para mí es un gran honor y placer entrar junto a mi compañero, como en tantas y tantas carreras lo hemos hecho. Pero hoy hay que sumarle esta emotiva entrada junto a Víctor y me siento super orgulloso que lo quiera compartir conmigo.

  Al fondo la meta. Víctor expectante con todo lo que está pasando. Txule emocionado de una mano del peque. Yo  de la otra mano disfrutando de este momento único. Tiri escoltándonos y disfrutando también de  los últimos metros. Y como no, todos los familiares esperándonos al otro lado de la meta.

  Entre miradas, silbidos, gritos de ánimo y un montón de aplausos, pasamos por la meta. Vaya momentazo. Menuda entrada a meta mas emotiva. Mi compi, con unas lagrimillas en los ojos, vuelve a coger a Víctor y le da un besazo. Sus padres también están muy emocionados. La primera entrada en meta de Víctor. Pero sabemos que no será la última, seguro.

  Muchos abrazos y besos rematan este maravilloso momento. Enhorabuena Txule. Te lo has currado. Solo tú, y un poco Tiri y yo, sabemos lo que te ha costado (y a nosotros) llegar hasta aquí. 

  Ya tenemos otro Bikilamanjaro en nuestras filas. pronto nos dará cera a todos, ja ja ja.




  Las fotos con el peque no pueden pueden falta, por supuesto. Y el avituallamiento final tampoco que hay que reponer. 

  Todavía con la emoción en el cuerpo, nos vamos despidiendo de todos para iniciar el viaje de regreso. Solo me queda decir, que esta es otra muesca más en la culata. Esta va a quedar siempre en nuestro recuerdo. Hoy hemos estado cojos, pero esperemos que en la próxima aventura este nuestro presi, Javi Bikila, compartiendo zancadas con nosotros.

  Un saludo y muchos abrazos para todos.


    Capi