Siete años viniendo a Benasque. Un pueblo que nos encanta y donde disfrutamos de un fin de semana increíble.
Mis participaciones en esta carrera que tiene 6 distancias, han sido 4 vueltas al Aneto, 2 maratones de las Tucas y 1 kilómetro vertical.
Este año y en esta ocasión voy a dar el gran salto. Voy a participar en el Gran Trail Aneto-Poset. Una prueba con 105 km y casi 7000 metros positivos.
Susana va a participar en la maratón. Carrera que ya conoce y que ha hecho en 2 ocasiones. Aparte también ha hecho 1 vuelta al molino y 2 vueltas al Aneto. No se queda corta tampoco, jajaja.
El jueves llegamos a Benasque con muchos nervios. Yo por enfrentarme por primera vez al gran trail. El cual conozco a la perfección el primer bucle, que es la vuelta al Aneto, pero que la última zona va ser nueva para mi. Y Susana por ir esta vez sola, aunque yo se y se lo digo, que lo va a hacer genial.
Un día de relax por el pueblo, y ya el viernes nos ponemos modo carrera. Recogida de dorsales sin ningún problema. Yo tengo un poquito más de protocolo ya que me tienen que poner en la mochila la radio-baliza y además tengo que dejar la bolsa de vida.
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Unas fotillos en el "fotocoll", y decidimos quitarnos los nervios con una rutilla de unos 8 km, haciendo la ruta de los barrancos.
Después de comer, toca intentar dormir un rato. Tengo que dormir mucho y rápido. Solo me quedan unas horas para ponerme en la línea de salida.
No ha estado mal la cosa. Parece que hemos descansado bastante. Rematamos la tarde con un tinto de verano junto a Javi, Vilma, Sergy, Reinaldo y dos amigos de Sergy.
Reinaldo, Sergy, Vilma y yo somos los que vamos a meternos estos 105 km con casi 7000 metros positivos.
Sobre las 9 de la noche, cada uno se va a sus que haceres. Quedan 3 horas para el gran momento. Susana y Yo nos vamos a cenar una pizza y un plato de espaguetis a la carbonara.
Con los depósitos bien llenos, solo queda rematar la mochila e intentar no olvidarse de ningún detalle.
Un último café en el bar y derechos a la salida. Allí está Reinaldo esperandome. Reinaldo es un ultrero al que se le resiste esta prueba. Ha participado en tres ocasiones y no ha podido terminar ninguna por motivos diferentes. Eso hace ver que esta no es una carrera cualquiera. Su dureza es muy alta. De ahí que den para poder terminarla 38 horas, cuando en otras pruebas similares dan 24 horas.
Está vez vamos a ir juntos los dos e intentar terminar esta exigente prueba.
Susana, que está con Javi que ha querido despedirnos, me desea muchísima suerte y se van más adelante para vernos pasar.
Pues nada Reinaldo, esto va a comenzar. Nuestro objetivo es terminar y disfrutar lo que se pueda. El tiempo es lo de menos. Al tran tran, despacito y con buena letra.
Sergy y Vilma se van hacia adelante, que estos si que van a darle caña. Mucha suerte compañeros.
Ufff, que nervios. Son las doce menos un minuto. Esto ya está en marcha. Última canción. Últimos botes sobre el terreno y la esperada cuenta atrás.
Esto es una fiesta. Todo está lleno de gente para despedir a estos 332 corredores. La salida es súper emocionante. El griterío de la gente es ensordecedor. Es una pasada.
Comenzamos a correr por las calles de Benasque, chocando la mano a muchísima gente que nos está animando. Se te pone la piel de gallina. Y más cuando te gritan Susana y Javi animándote y deseándote suerte. Un beso para Susana y un abrazo para Javi. A ver cuando los volveré a ver, jejejeje.
También les he deseado suerte a ellos por que mañana a las 8:00, comenzarán ellos su carrera. El maratón de las Tucas les espera con un trazado también bastante cañero.
Bueno, por el pasillo formado por toda la gente vamos saliendo del pueblo para coger la carretera. Los coches nos pitan y sus ocupantes nos jalean. Que pasada de salida tiene esta prueba.
A ritmo tranquilo y cómodo vamos haciendo los primeros kilómetros. Los frontales están en pleno funcionamiento y la las luces rojas traseras hacen que esto parezca una feria.
El cuerpo ya va calentando para lo que viene. Hace bastante bochorno. Hay que ir bebiendo y tomando sales desde el principio.
Pasamos por los Baños de Benasque, ya con 10 km en las patas. Aquí tenemos el primer control de paso.
De aquí cogemos una senda de montaña muy chula donde se puede correr algún tramito, aunque todavía vamos muy juntos unos detrás de otros.
De noche este tramo cambia bastante que por el día. Hay que ir muy pendiente para no tropezar con piedras, raíces y demás elementos naturales.
Desde el inicio voy marcando el ritmo, mientras Reinaldo va pegado a mi, dándome el toque si me paso.
Llegamos la carretera, después de una pequeña bajada bastante entretenida, que nos llevará, pasados 500 metros, al primer avituallamiento situado en los Llanos del Hospital.
Nada más llegar, veo a Sergy que está abrigado y allí parado. Le pregunto que ha pasado y me dice que no va bien. Que decide retirarse. Le insisto varias veces para venirse con nosotros, que vamos a ir muy tranquilos, pero tiene la decisión tomada así que rellenamos los bidones y nos despedimos de él, cogiendo camino hacia la Renclusa.
Me da mucha rabia por que se la había preparado a conciencia, pero solo uno mismo sabe como esta y la decisión a tomar en situaciones adversas. Mucho ánimo amigo. A seguir y a recuperarse para el siguiente objetivo.
Después de un tramo de campo abierto, nos adentramos a una senda que nos llevará a la Besurta, zona de aparcamiento con bar donde comienzan varias rutas de senderismo.
Y ahora si, volvemos a coger vereda para comenzar la subida al refugio. Los frontales nos iluminan y nos hacen ver la subida.
Y ya, en el kilómetro 20, llegamos a Renclusa. Un refugio superchulo donde tenemos un avituallamiento generoso y donde el tiempo de corte son 4 horas. Nosotros llegamos en 3 horas y 31 minutos.
Alli muchos corredores estamos tomando aire y comiendo algo. Ha hecho muy buena temperatura y hemos bebido bastante. Hay que reponer que esto no ha hecho más que empezar. Yo me tomo un vaso de caldo regado con otro de Coca-Cola. Menuda mezcla, ja ja ja.
De momento vamos con fuerzas. Reservando y yendo a ritmo más o menos cómodo, sin dormirnos, para afrontar, de momento la primera ascensión seria.
De momento ni Reinaldo ni yo hemos sacado los palos. Tampoco los sacamos en la subida "no muy larga" pero dura, que tenemos nada más salir del refugio.
Y al coronar, comenzamos una bajada un poco técnica por senda, donde la iluminación de nuestro frontal es fundamental. Esta nos dejará en una zona abierta, para mi de las más chulas, donde cruzamos el río varias veces por pasarelas de madera. Una pena que sea de noche y no poder disfrutar de las vistas y el entorno.
Y ahora sí, giramos a la derecha para comenzar la ascensión a Salenques. Subida donde a medida que cogemos altura de va volviendo más técnica y complicada.
A esto le tenemos que añadir la noche y en este momento, la lluvia que está haciendo acto de presencia.
De momento vamos aguantando sin protegernos por que esa lluvia es muy fina, pero amedida que ascendemos por esas piedras que lo ponen muy difícil, la meteo se va complicando.
Comienzan a verse relámpagos y a escucharse truenos. Y al poco, en cuestión de segundos, comienza a caer con mucha fuerza. Además esa lluvia, según ascendemos se va convirtiendo en granizo. Un granizo que hace pupita. Nos ponemos el impermeable y continuamos sintiendo el granizo golpeandonos.
Vemos una de esas piedras grandes que sobresale y nos intentamos refugiar un poco bajo ella. Aquí se nos unen otros corredores para protegerse un poco. Aprovecho para ponerme el pantalón impermeable.
Reinando dice que con relámpagos y truenos, la cosa ya no mola. Pero bueno, poco a poco el granizo va desapareciendo, dejando la lluvia como protagonista
Ale, vamonos para arriba, que en 2 minutos que llevamos aquí, nos estamos quedando muy muy fríos.
Uff, menuda nochecita. Varios corredores han decidido darse la vuelta y bajarde al refugio. Dan por finalizada su aventura. Aún así, todavía tienen que bajar bastante Para llegar y también tiene su miga.
Mi compi y yo todavía llevamos las ganas y las fuerzas intactas. Así que a seguir cogiendo altura por este terreno tan técnico, donde comenzamos a tener algún a trepada.
Casi coronando Salenques, nos comienza a amanecer. Por fin un poco de luz. Además tenemos el privilegio de ver el amanecer sobre el Aneto. Un espectáculo para los sentidos. El sol nos va descubriendo este pico situado a 3404 metros. Increíble. También miramos hacia atrás y vemos el paisaje de alta montaña. Allí abajo vemos el imponente ibon de Barrancs.
Pero nosotros continuamos subiendo hasta que por fin llegamos al último segmento donde varios tramos de cuerda nos ayudan un poco. Vemos el nevero a nuestra izquierda donde los voluntarios, que nos estan animando a coronar, tienen puestas sus tiendas de campaña. Su vivac a 2700 metros.
Vamos Reínaldo que ya estamos arriba. Con aplausos y palabras de ánimo, llegamos al Collado. Estamos a 2797 metros. Nos hacen el control de paso y a continuar.
A este lado está todo tapado por la niebla. Hace aire por lo que decido seguir con todo el impermeable puesto. Comenzamos a descender por un caos granitico donde tenemos que hacer alguna destrepada ayudados en un tramo por cuerdas.
En esta bajada es imposible correr, por lo menos para nosotros los mortales. Así vamos perdiendo altura hasta que llegamos a una zona donde nos espera un paso sobre un nevero y donde tenemos un control de paso.
Menudas vistas tenemos desde aquí arriba. La niebla se ha quedado arriba y podemos disfrutar de una estampa increíble.
Pues nada, continuamos bajando y flanqueamos la ladera viendo nuestro objetivo más próximo a la derecha. Pero aún tenemos que descender hacia él por una vereda de tierra suelta y piedras.
Yo ya estoy el el refugio Cap de Llauset. Aquí podemos disfrutar de un buen avituallamiento. Reinaldo está terminando de bajar mientras yo me quito el pantalón y el impermeable.
Los dos juntos ya, rellenamos los bidones y comemos algo. Me ofrecen un vaso de caldo y si quiero, le puedo echar arroz. Menuda sopa me tomo. Me sienta genial. Buahhh, que buena está.
También tomamos sandia, melón, unas galletas y gominolas, por su puesto.
Ya estamos en el kilómetro casi 32. Venga compi, vámonos que nos empezamos a quedar fríos. Aquí Reinaldo aprovecha para desaguar.
Comenzamos a subir al collado de Ballibierna. Despacito y con buena letra que este también pega bastante.
Uno detrás de otro, vamos cogiendo altura hasta llegar al collado donde los voluntario que llevan un rato dándonos ánimos desde arriba, nos dan la bienvenida.
Unas banderas de colores lo hacen un poco más ameno. Mientras espero que llegue mi compi de fatigas, me hago un par de fotos con los Ibones que tengo detrás.
Ya juntos de nuevo, comenzamos el descenso por un caos de bloques de piedra con los Ibones de Ballibierna vigilando nuestros pasos.
Una senda, cada vez más corríble que discurre pegada al río y al que tenemos que cruzar en varias ocasiones, es el tramo que tenemos ahora.
Zona muy bonita por la cantidad de vegetación y de agua que hay por todos lados.
A Reinaldo parece que le molesta un poco el empeine, y este último tramo, después de la senda, no ayuda. Un camino cuesta abajo con mucha piedra, hace que vayamos un poco más lento de lo normal. Pero no hay problema que llevamos tiempo de sobra.
Y por fin, llegamos a Coronas. Este tramito siempre de hace bastante largo. Aquí volvemos a tener control de paso y avituallamiento.
Nos lo tomamos con un poco más de tranquilidad para reponer y sentarnos unos segundos.
Reinaldo me dice que le sigue molestando el empeine. Se ha tomado un Ibuprofeno y le ha dejado un poco de molestar, pero ahora empieza a molestar bastante de nuevo.
Esperemos que se quede ahí y no vaya a más. Venga vamos para arriba. Un fuerte ascenso nos espera. Siempre pegados al río rojizo, que llama mucho la atención.
Nos comienzan a adelantar los primeros de la distancia Vuelta al Aneto. Mucho ánimo chavales. Les dejamos hueco para que pasen ya que la senda es estrecha.
Ahora si, nos adentramos en la sierra Negra. A lo lejos vemos ya la columna multicolor que va ascendiendo a Estiba Freda.
Nos volvemos a poner el chubasquero por que comienza a llover con fuerza. Además según ascendemos hace cada vez más aire y frío.
Me adelanta el tercero de la Vuelta. Y unos minutos después se pone a mi altura Gamito. Le animo y me pregunta que donde va el tercero. Le indico donde está y comienza a correr diciéndome," gracias, voy a ver si le pillo".
Cada uno a su ritmo, vamos subiendo a esta montaña negra tan peculiar. Por fin corono y después del control, como un poco de fruta. Hace mucho frío y mucho aire. Los voluntarios aguantan allí como heroes.
Charlo un poco con ellos y les agradezco su labor. Todavía les quedan unas pocas horas de estar allí.
Llega mi compi. Ya estamos los dos juntos de nuevo. No vamos muy mal, aúnque a él le sigue doliendo un poco el pie. Me dice que si quiero ir a mi ritmo que tire, pero además de haberle dicho que iba a ir con él, después de tantos kilómetros no es cuestión de separarnos.
Venga, que nos quedan unos 13 kilómetros donde tenemos que descender 1600 metros negativos. Una pasada lo que tenemos que bajar. Pero bueno, ya lo conocemos así que no nos van a engañar, jajajaja.
Empezamos la bajada por la cuerda de esta Sierra negra trotando y dejándonos caer. Aquí nos pasan como balas los que van en el top 20 de la vuelta al Aneto.
Llevamos muchas horas de carrera y todavía no he hablado con Susana por la cobertura y por el mal tiempo. Espero que se le esté dando bien la carrera. Supongo que ella sabrá cómo voy por que me irá siguiendo por la aplicación.
Venga compi que ya estamos en el bosque. Este descenso por una senda bastante empinada y llena de raíces, tierra suelta y piedras en camino, es muy chula, pero también se hace muy larga y pesada.
No estamos bajando muy mal y esto hace que adelantemos a un grupete de cuatro o cinco corredores.
Ya escuchamos el río, osea que estamos cerca de llegar abajo. Bueno, pues se acabó. Cruzamos el río y cogemos el sendero que nos llevará directos a Benasque.
La idea de la retirada por parte de mi compi, cada vez es más fuerte. El pie le va molestando bastante. Le digo que cuando lleguemos a Benasque, valoramos y decidimos. Bueno, el es el que tiene que decidir. Cada uno se conoce asi mismo y al final la decisión es suya.
Entramos en Benasque. Muchísimo público en la avenida de los Tilos. Avenida donde está la salida y la meta de todas las distancias. Un pasillo humano nos aplaude y jalea. El dorsal rojo nos delata, y la gente sabe que todavía nos queda mucha tela que cortar.
Menuda emoción te da pasar por aquí. Torcemos a la izquierda dejando la meta justo delante a escasos 50 metros. Meta a la que intentaremos llegar y cruzar dentro de muchas horas de esfuerzo y sacrificio.
Seguimos corriendo hacia el pabellón bajo los aplausos de todos los que están disfrutando de este evento.
Bueno, pues ya estamos en el pabellón. Allí está Javi esperandonos. Mientras me avituallo, charlo con el. Llevamos 16 horas y 22 minutos.
Mientras relleno los bidones, veo que Reinaldo habla con un voluntario para entregar el dorsal y la radiobaliza. Al final ha decidido dejarlo aquí. Pues nada, yo tenía esperanza de que pudiera seguir, pero al final es el mejor que nadie como ve su situación. Es una decisión muy dura que cuesta tomar. Yo le he animado, pero queda muchisimo y el lo sabe.
Pido mi bolsa de vida para cambiarme de calcetines y zapatillas. Las tengo empapadas y decido salir de Benasque con los pies secos. También saco un donuts fondue que me sienta de lujo.
Charlo un poco con Javi que me pone un poco al día de todo. El se ha retirado por problemas de espalda que le dejan doblado. Un fastio.
También me dice que Susana acaba de salir de Eristes. Eso quiere decir que me la cruzaré ya que ahora tengo un tramo que hago en dirección contraria a ella.
Venga, comenzamos este segundo bucle. Me despido de mis compis y a por ello. Paso por el control de paso donde una voluntaria, que por cierto, pertenece a un grupo llamadado "Juntas es mejor", me pica el chip.
Vamos a por este tramo que va por una senda, primero en ascenso y luego unos cuantos kilómetros muy chulos por esta senda que va por sombría.
Ya me voy cruzando con los del maratón. Ánimos mutuos para todos. Adelanto a dos chicas que también están disputando el gran trail. Intercambiamos impresiones y poco a poco me voy alejando.
Y por fin llega el momento. Me cruzó con Susana. Se para un momento para darme un beso. Muy muy rápido nos ponemos al día. Me desea mucha suerte y yo la doy la enhorabuena, por que ya la queda muy poco para terminar.
Con las pilas cargadas, llego al aparcamiento de Cerler que cruzo y donde tenemos un avituallamiento líquido. Decido no parar por que llevo los bidones casi llenos y tengo suficiente hasta el próximo avituallamiento.
Comienzo la bajada por esta senda en la que tengo que parar un momento detrás de un murete a soltar lastre. Este descenso es muy agradable donde puedes correr bastante suelto. Aún sigo cruzandome corredores de la maratón.
Me pongo a la altura de otro corredor con el que voy a llegar a Eristes.
Pasamos por Anciles donde volvemos a tener los aplausos de la gente del pueblo y visitantes.
Pues nada, cogemos un camino casi llano que nos llevará al puente de Eristes y que nada más cruzarle tenemos un control de paso y un avituallamiento.
La familia del corredor con el que he ido estos últimos kilómetros, esta aquí esperándole. Mi sorpresa es que ya sabían que se iba a retirar. Me vuelvo a quedar solo. Después de rellenar depósitos y reservas, me despido de todos y comienzo el siguiente tramo que me llevará al refugio Ángel Orús.
Cruzó por debajo de la carretera y me topo con los escobas de la maratón. Aquí me doy cuenta que ya no me voy a cruzar con nadie más.
Hago un poco las cuentas típicas. Estoy en el kilómetro 67. Pufff, todavía me queda mucho. Y además tengo por delante la subida a la Forqueta y al Collado de Estós. Pero antes hay que subir al Ángel Orús. Ya empiezo a asimilar que me va a tocar pasar una segunda noche en vela.
Bueno, comienzo a subir por una senda bastante cómoda hasta enlazar con una pista asfaltada que me llevará al aparcamiento de Espigantosa. Aquí me pongo a la altura de tres corredores. Dos chavales y una chica. Con ellos voy ascendiendo por un sendero que ya va cogiendo pendiente y que tiene algún tramo durillo.
Unos últimos 100 metros bastante exigentes, nos deja en el refugio bajo los mugidos de las vacas que están allí.
Los dos compañeros con los que he hecho la subida, deciden quedare allí para dormir un rato. Yo hago acopio del avituallamiento. Vuelvo a comer un par de vasos de sopa de arroz, un par de rollos de jamón y queso, fruta, gominolas y un poco de Coca- Cola.
Hay bastantes cosas más, pero a mi con eso me basta. Aquí hay sillas para descansar un rato. En ellas varios corredores que también deciden terminar su aventura aquí.
Son las 9 pasadas. En nada comenzará a oscurecer así que saco el frontal de la mochila y me lo guardo en el bolsillo para tenerle a mano. Con todo hecho, salgo de allí a por Collado de la Forqueta.
Salgo con la chica con la que subí hasta aquí. Primero por sendero para después girar a la izquierda y continuar la subida. Toca ponerse el frontal que ya casi no se ve.
En este momento se nos une un chaval. Así los tres, comenzamos a ir casi buscando el camino. Tenemos que parar para poder saber por donde ir. Las balizas reflectantes estan muy separadas y entre medias hay que seguir las marcas del GR. Varios pasos un poco complicados hacen que la chica se vaya quedando atrás y se una a otro grupo que va un poco más despacio.
Sin quererlo, mi nuevo compañero, José Ramón, y yo vamos a formar un equipo desde aquí hasta la meta. Haciéndonos compañía durante la noche que la verdad viene muy bien.
La verdad es que vamos un poco inseguros por lo dicho antes. Las balízas reflectantes están muy separadas y tiendes a ir hacia ella y muchas veces yendo por una trazada diferente al GR complicando la cosa un poco más.
Llegamos al Ibón Llardaneta, que con el frontal alumbró lo que puedo para darme cuenta de lo grande que es y lo chulo que tiene que ser de día.
Alli varias tiendas de campaña están allí disfrutando del entorno. Supongo que serán de los voluntarios que desde el collado nos animan sin parar.
Encaramos la subida más dura. Son unos 200 metros que te dejan ya las piernas para el arrastre. Lo largo que se hace todo de noche.
Uff, José Ramón y yo estamos deseando llegar al Collado. Hay que decir que desde Eriste hasta el Collado, vamos a hacer 11,7 kilómetros y vamos a subir nada más y nada menos que 1800 metros positivos. Tramo muy exigente que nos dejará en el collado de la Forqueta en el kilómetro 79.
Terminamos de subir esta fuerte pedrera y encontramos a los voluntarios que nos animaban antes. Hace bastante aire así que decido ponerme el impermeable para la bajada.
Nos explican un poco lo que tenemos por delante. Les agradecemos su voluntariado en el día y la noche de hoy y comenzamos el descenso.
Los primeros kilómetros tienen bastante pendiente. Además mucha piedra suelta y arena. Vamos muy despacio, pero aún así los resbalones y culetazos son constantes.
Cruzamos dos neveros donde vamos resbalando con mucho cuidado y mucho miedito. No vemos donde vamos, pero no podemos resbalar que a saber donde podemos acabar.
Sentados sobre la nieve - hielo, vamos pasando los neveros. Uff, que alegría pisar tierra firme.
Nos metemos en otra cuesta. La más empinada del tramo donde es mejor no alumbrar a los lados. Menudos cortados hay.
Por fin cogemos un sendero que vamos a llevar durante 4 km. En continúo descenso, pero algo más llevadero, y donde vamos a coger a varios corredores. Nos llegamos a juntar hasta 7 corredores. Esto da un poco más de compañía y temas nuevos de conversación.
Ya nos queda poco para llegar al refugio. Cruzamos el puente sobre el río Zinqueta. Y en tan sólo un par de kilómetros estamos en el refugio de Biadós. Este tramo ha sido más suave y hemos tenido muchos tramos donde poder correr aún siendo una senda estrecha y con alguna que otra trampa.
La fruta sigue siendo mi menú estrella. Además hago acopio de unas galletitas saladas y gominolas. Los voluntarios nos cuidan en todo momento. Nos rellenan los bidones, nos ofrecen lo que necesitemos, en fin, un auténtico honor tenerlos allí
Hace algo de fresquete, jejejeje, pero yo voy en manga corta. Mi compi me dice que si no tengo frio. Le digo que prefiero llevar fresco a ponerme el impermeable y pasar un poco de calor.
Después de unos momentos para quitarnos algunas piedras del camino de las zapatillas, Continuamos el viaje. Estamos en el km 82. Este ha sido el último punto de evacuación, así que ya no hay vuelta atrás.
Salimos de allí unos 4 corredores juntos. Toca deshacer el camino unos 2 km. Tenemos que llegar hasta el cartel informativo y por donde hemos venido bajando de la Forqueta.
Tramo por senda muy chula que llevamos a media ladera. Seguimos siguiendo las balizas reflectantes que se ven a lo lejos. Algún tramo podemos correr, pero pronto comenzamos a ascender.
Son unos 4 km hasta el Collado de Estós. Picando para arriba en todo momento. Al principio la subida es bastante tendida, pero a medida que nos acercamos al Collado, la cosa se va empinando.
José Ramón y yo vamos a buen ritmo, lo que hace que nos vayamos despegando de los otros corredores. Volvemos a estar solos. Pues nada, a seguir dándolo todo.
En este tramo vamos alternando posiciones. Como si hiciéramos relevos. Se hace más amena la cosa así.
A mi, particularmente, se me está haciendo muy largo. Solo vemos las marcas brillantes del recorrido, y parecen que no llegan nunca.
Ufff, la senda se pone cada vez más pina. Hasta el Collado se va a poner más dura la. Subida, así que con calma. Es la última subida del recorrido donde llegaremos a los casi 7000 metros positivos.
Por fin, a lo lejos, allí arriba, vemos una luz muy intensa moviéndose. Son los voluntarios que están en el Collado. Pues nos queda un rato todavía, ehhh. Venga, a por la última subida fuerte.
Ya estamos arriba. Joder lo que ha costado esta también. Ya llevamos unas 27 horas correteando por ahí. Yo estoy deseando que se haga de día. Pero mi compañero más, que lleva un tiempo que dice que se duerme. Por eso aquí voy yo delante.
Saludamos a los voluntarios y nos vamos derechos a afrontar la bajada. Unos 5 km de Continuo descenso hasta el refugio. Las primeras rampas son muy empinadas y técnicas y donde la noche hace que extrememos aún más las precauciones.
Menuda bajadita. Ya las patas no están para mucho, pero hay que seguir un poco más. Pasado un par de kilómetros, vemos una luz que va subiendo. Es un chaval que va entrenando. - ¡Joder como sube!.
Nos saluda y nos da ánimos. Le preguntamos si queda mucho para el refugio y nos contesta que un ratito. Eso ha sonado a que queda un huevo todavía, jajaja.
Lo bueno es que después de estas primeras rampas, la senda es más agradecida por que suaviza bastante el desnivel y además está en muy buenas condiciones.
Nos adentramos en un pinar. Comentamos que ya estamos muy cerca por que el refugio está al salir de él.
Yujuuuu, ya tenemos el refugio a nuestros pies. Último punto de avituallamiento. Nos ofrecen unas sillas y por supuesto hacemos uso de ellas para volver a quitarnos algunas chinas del camino. Nos abrigan con unas mantas que la verdad ha sido un detallazo y nos viene genial. Súper simpáticos los voluntarios, preocupándose en todo momento por nosotros, que no nos falte de nada y además alabando la gesta que estamos realizando. Por esto y por otras muchas cosas, esta carrera es especial y única. Por esto seguimos viniendo año tras año y van 7. Grandisimos todos.
Mil gracias a todos, por vuestra generosidad y amabilidad. Una voluntaria me dice que hasta el año que viene. Ja ja ja. La digo que no la contesto y la cuento la anecdota de la Ehunmilak. ¿El año que viene?. Pufff, ahora mismo, rotundamente no. Pero mañana seguro que cambia la cosa.
Nos despedimos de ellos y comenzamos este último tramo hasta la meta. 12 kilómetros casi por completo de bajada.
Ya empieza a amanecer. Guardo el frontal que ya empiezo a estar cansado de él y de seguir su haz de luz.
Tres kilómetros de senda muy chula y corríble, más o menos como el último tramo antes del refugio de Estós.
Entramos en un llano donde dejamos atras la cabaña del Tormo. Una pista de unos 7 kilómetros nos da para hablar y conocernos un poco más a mi compi y a mí.
Pasamos por la cabaña de Santa Ana donde hay gente durmiendo al raso. La verdad que hace una temperatura ideal ahora mismo. Que envidia me da.
Por fin puedo hablar con Susana. Esta siguiendo muy pendiente nuestro progreso y ya sabe que estamos cerca. Quedo con ella en darla un toque cuando llegue al camping. A unos tres de meta.
Ahora si que si, nos vemos ya siendo unos de los pocos que vamos a poder de ir que hemos terminado esta aventura.
Los tres últimos kilómetros son los que hicimos hace más de 30 horas. Uff, lo que ha costado llegar hasta aquí
Cruzamos el puente de San Jaime. Aviso a Susana. Ahora si que los nervios empiezan a aparecer. Un colega de José Ramón le espera en esta zona. Con el vamos a ir hasta meta.
Muchos senderista y paseantes nos aplauden y nos da la enhorabuena. Aquí todo el mundo sabe lo que es esta carrera y lo duro que es. Todos te hacen sentir grande e importante. Te hacen ver que estas realizando una gesta al alcance de muy pocos. Eso te da una energía increíble, y más a pocos minutos de rematarlo.
Llegando al pueblo, nos damos cuenta que faltan diez minutos para la salida de la vuelta al Molino. Sale a las 08:00. Decidimos correr todo lo que podamos para llegar antes de la salida y así tener un recibimiento multitudinario.
Cruzamos el punte y veo a Andrés. Un colega del BikilaManjaro que me está esperando. Le saludo y le soy la enhorabuena por su carrerón de ayer en el maratón. Menuda bestia. Menudo Tiempazo se marcó.
Y ahora sí, pisamos las calles de Benasque. Nos quedan cinco minutos. Suficientes para llegar a tiempo.
Ya estamos en la avenida de los Tilos. Ya estamos a 200 metros de meta. Mil corredores están esperando que llegue su hora. Pero el speaker anuncia nuestra llegada, lo que hace que todos pogan sus ojos sobre nosotros.
Veo a Susana esperandome en el último arco antes de meta. Buahhh, menuda pasada. Ahora mismo estamos en una nube. Ha costado muchísimo, pero ya estamos aquí, subiendo la rampa de meta.
Pero antes un beso a Susana que también se lo merece. Luego me contará que tal su maratón, aunque un adelanto ya me ha dado por teléfono en la última llamada.
José Ramón y yo subimos al estrado. Más de mil corredores aplaudiendo. El. Speaker elogiando nuestra hazaña. Susana grabando y haciendo fotos súper emocionada. ¿Que más se puede pedir?.
Pues si, hemos terminado. Ya estamos en lo alto de la meta. Un abrazo con mi compañero al que he conocido hoy, pero esto une tanto que creo que es un amigo de toda la vida. Enhorabuena y muchas gracias por tu apoyo y compañía. Muchas horas juntos en la soledad de la noche, con muchas adversidades y muchos momentos irrepetibles. Nos veremos muy pronto en otra locura, seguro.
Toca levantar los brazos y respirar hondo. Otra aventura más. Otra azaña para la saca. Otra que no me cuentan.
Y llegó, por fin, la recompensa. El beso de Susana. Es un orgullo y una emoción que ella se alegre casi más que yo. Sabe muy bien lo que cuesta y está súper orgullosa y contenta.
Bajo del pedestal del que estoy subido para recibir mi preciada medalla. Otra muesca para el marfil. Lo que ha costado conseguirla. En esta ocasión vale mucho más por el tiempo que hemos tenido y lo duro que ha sido. Que se hayan retirado más de la mitad de los participantes, te hace creerte que hoy te lo has currado y que tu cabeza sigue estando bien....... O no, ja ja ja.
Al final casi 32 horas. Se dice pronto. Pero reto conseguido, que era de lo que se trataba.
Pues nada, despacito y charlando nos vamos hacia el hotel. Nos despedimos de Andrés que también ha estado sin perder detalle. Mil gracias crack por estar pendiente y esperarme en meta. Eres grande colega.
Lo bueno es que he llegado a buena hora para ducharme y bajar a desayunar. Unas tostadas y un par de huevos fritos que me sientan de lujo. Y todo ello regado por la impresiones y anécdotas de Susana.
Un fin de semana de diez. El año que viene volveremos con la misma ilusión de hace 7 años. La distancia en la que participar....... Ya veremos. De momento nos vamos habiendo disfrutado a tope.
Solo me queda daros las gracias a los que habéis estado pendientes y a todos por vuestras felicitaciones. Es un orgullo tener gente como vosotros a mi lado. Gracias.
Capi