Buahhhhhh, ¡¡a por otro alpino!!.
Otro año más que podemos estar en la línea de salida de este duro maratón. Ya se como es, jejejeje, así que se que toca jornada de desgaste y sufrir como todos los años el calor. Y este año está haciendo mucho calor.
Tempranito y durmiendo poco pero rápido, ya que ayer estuve en el cross del Telégrafo y llegué a casa pasada la media noche, recojo a Ramón. Juntos nos vamos hacia Cercedilla y aparcamos a escasos 300 metros de la salida.
Con tiempo suficiente para recoger el dorsal de mi compañero y también para desayunar un cafetito con un dulce, llegamos allí sin problemas.
Nos vamos a cambiar bajo un calor ya bastante intenso. Allí nos unimos a Tony y a Pepo, que también son fieles a esta cita.
Después de los saludos y de ponernos un poco al día, nos colocamos en la línea de salida.
400 alpinos dispuestos a pasar bastantes horas por la sierra de Guadarrama.
Quedo con Pepo en que hoy vamos a intentar terminar de la mejor manera posible. Así que en principio vamos a formar un duo para ayudarnos el uno al otro, además de llevar una buena compañía.
A las 08:00 de la mañana se da la salida. 46 km con 2600 metros positivos por delante.
Hasta Navacerrada, voy a repetir lo que hice ayer con Susana. Subida a Siete Picos, cresteo y bajada al Puerto.
Este tramo le hacemos casi en fila India. Somos bastantes y no se puede adelantar. Pero vamos, que tampoco merece la pena hacerlo por que no vas a adelantar mucho.
Como ayer, hay que cuidar mucho la hidratacion. Llegamos al km 4, siempre en subida, donde tenemos un punto de agua y donde relleno lo que me he bebido hasta ahora.
Una vez arriba, comenzamos el cresteo. En algún tramo donde tenemos que usar las manos para escalar, hay que esperar turno. Todos parados unos cuantos minutos esperando a que los de delante vayan superando este paso.
Aprovechamos para hidratarnos y bajar pulsaciones. Luego, después de que nos llegue el turno y de superar esta zona técnica, comenzamos el descenso hacia Navacerrada.
Ayer pasé por aquí, y sin embargo, me doy un buen golpe en la espinilla con un árbol caído. Pepo que va detrás, me dice que como duele eso. ¡¡En toda la caña!!, me grita. Uff, que dolor. Además del golpe, me llevo un rasponazo por toda la espinilla.
Parece que solo se queda en eso. El dolor del golpe le voy a llevar un buen rato, pero al final se me va pasando.
Después de la última bajada por el camino roto y suelto, llegamos al avituallamiento. Allí rellenamos los bidones de agua e isotónico. Comemos fruta y me tomo un poco de Coca-Cola.
Venga Pepo que mira quien nos está esperando. El imponente alto de Guarramillas, o comúnmente llamado Bola, nos espera majestuoso, alli, a lo alto.
Poco a poco y charlando para hacerlo más llevadero, vamos ascendiendo. Camino estrecho donde volvemos a ir de a uno.
Llegamos a la fuente donde unos voluntarios te rellenan los bidones y te preguntan si quieres agua por la cabeza.
Les pido que me mojen un poco, y mi grito se oye en toda la sierra. Joder que fría está. Que bien me ha venido, pero la impresión ha sido mayúscula. Uff. Me despido de los voluntarios, que se estaban partiendo de risa de ver mi cara. Jajaja, que momentazo más divertido. Ja ja ja.
Pues nada, nos queda un último repecho para llegar a Bola y comenzar el descenso a Cotos por el Noruego.
Ale, a bajar se ha dicho. Con tiento vamos descendiendo, en ocasiones detrás de otros corredores que nos están llevando a buen ritmo.
Dejamos atrás el tramo un poco más técnico y alargamos la zancada en el último tramo. Aquí Pepo va delante. Y..... Tirón en el vasto interno. Se me tensa y tengo que parar. Nada, ese es mi punto débil. Me pasa en muchas carreras por lo que ya se lo que tengo que hacer. Primero dejar muerta la pierna por que si no se me tensa cada vez más. Tomar sales y meterme una glucosa, a la vez que bebo agua.
Está operación me suele llevar unos 3 o 4 minutos hasta que puedo comenzar a volver a andar.
Poco a poco va soltando y puedo dar los primeros pasos. Luego puedo empezar a correr más o menos normal, pero siempre vigilando la zancada para que no me vuelva a pegar.
Y así, llego a Cotos, donde tenemos junto a la Venta Marcelino el avituallamiento. Allí está Pepo que lleva un rato esperándome. Se lo cuento mientras bebo y como a conciencia. Meto un poco de chocolate que seguro que me va a venir genial.
Pues nada, comenzamos la subida a Peñalara. Mucho calor por esta zona. Aquí no hay ni un árbol y el sol nos pega de lleno. Con los bidones llenos y regulando el líquido, nos vamos hacia arriba.
Como todos los años, desde la bajada del Noruego, ya nos vamos cruzando a los primeros de la general. En la subida a Peñalara nos vamos cediendo el paso para no estorbarnos, sobre todo a los que vienen de bajada.
Pepo y Yo, vamos animando a los que nos cruzamos y muchos de ellos también nos dan ánimos a nosotros.
Venga, que está entretenida la cosa. Llegando a las dos hermanas, nos cruzamos con Tony que va de lujo. "Venga colega que lo llevas muy bien" . Se le ve buena cara.
Y ya en la bajada del último tramo del pico, nos cruzamos con Ramón. Joder, pues nos sacan un buen trecho, jajaja. Él también va con buena cara, así que le animamos y le damos fuerzas.
"Vamos Pepo que se nos escapan" , jajajaja. Pero nos toca el turno de coronar Peñalara. Nos pican el chip y tocamos el vértice geodésico. También hay que inmortalizar el momento y nos hacemos unas fotillos para el recuerdo.
Ahora sí, estamos dispuestos para afrontar la larga bajada de piedras que acabamos de subir.
Poco a poco vamos perdiendo altura. Pepo pega varios tropezones y decidimos ir con más precaución que no está la cosa para torcerse un tobillo con lo que llevamos ya.
Ahora somos nosotros los que animamos a los que suben que todavía les queda un buen rato. Ya está haciendo bastante calor y eso se nota en los corredores.
De nuevo en Cotos, volvemos a avituallarnos. Que bien sienta la Coca-Cola. La fruta en este momento es un manjar, y el chocolate una delicatessen.
Salimos de allí con los depósitos llenos, dispuestos a afrontar la última subida. El Noruego siempre te termina de rematar.
Le digo a Pepo que el cohete rojo y blanco está muy alto. Se ríe y me dice que cuanto más nos acercamos, más lejos parece que está. Es como si lo fueran empujado a medida que avanzamos.
Pero no nos van a engañar. Son ya muchos años haciendo el MAM y nos lo conocemos muy bien. Así que venga, paso a paso y para arriba.
Y todo llega a su fin. No si esfuerzo y aguantando las altas temperaturas del medio día. Un voluntario arriba del alto de Guarramillas nos indica el camino a seguir. Hay una zona restringida y no nos podemos salir del camino marcado. Siguiendo sus indicaciones Continuamos el camino, no sin antes hacernos una foto con los cohetes de fondo.
Por el asfalto nos vamos hacia Navacerrada. A los pocos metros de pisarle, están los voluntarios que me echaron el agua helada en la subida. Vuelvo a mojarme la cabeza, pero ahora el agua está templada y no pego ningún grito.
Pues nada, ya con una zancada un poco más continua, nos dirigimos al avituallamiento de Navacerrada.
Alli sabemos que nos quedan unos 9 kilómetros más o menos. Como este año terminamos en el pueblo, seguramente nos salga un poco más de distancia.
Ahora si, nos vamos para abajo. Tenemos un camino en bajada, que si llevas piernas disfrutas de lo lindo, pero como vayas pegado, se hace muy muy largo.
Aquí Pepo es el que lleva la voz cantante. Siempre delante de mí, marcando el ritmo. Yo regulando mucho la zancada por que todavía está latente y presente el tirón que me dió y que llevo manteniendo sujeto desde entonces.
Aún así, estamos bajando bastante alegres. Sobre todo el último tramo, después del punto de agua que hay justo en el puente de madera y que pasamos sin parar.
Pepo va como una moto y yo detrás con el gancho. Deseando que llegue alguno de los repechos que nos quedan para respirar un poco.
Nada, no me da tregua y sigue dando zapatilla. Yo pegado como una lapa mientras el me mira de reojo viendo donde estoy.
Ufff, por fin. Pisamos asfalto. Estamos en las calles de Cercedilla. Aquí ya me pongo a su altura para ir juntos, ya que estos kilómetros no hay posibilidad de ir uno al lado del otro.
Nos chocamos la mano y nos decimos cosas muy bonitas. Jajaja. Es lo que tiene estar 8 horas andorreando juntos por el campo.
Y ahora sí, tenemos la meta delante nuestra. "Compi, otro alpino terminado". Y encima este es para el recuerdo. Un placer enorme hacerle a tu lado. Es un auténtico lujo llevar tu compañía y seguir aprendiendo de los mejores.
Siempre recordaré mi 11 maratón alpino y mi 175 maratón. Casi ná.
Y los abrazos llegan en forma de medalla donde la mordemos para hacer otra muesca al marfil. Enhorabuena bicho. Menudo tute me has metido al final.
Aquí están ya nuestros dos compañeros hidratandose en el avituallamiento final. Han terminado súper bien. Por lo tanto, otro día donde tenemos que sentirnos satisfechos y orgullosos de nuestra hazaña. Volvemos a ser Supervivientes.
Toca contarnos algunos lances de carrera y las situaciones más significativas.
Foto para el recuerdo deseando volver a repetirla el año que viene, que será buena señal.
En el pabellón están las duchas, así que hasta allí nos vamos para quitarnos todo el polvo pegado y el barro incrustado.
A alguno de le cae varias veces el jabón al suelo, pero bueno, solo se queda en eso, jajajaja.
Lo mejor, la cervecita final con el chorizo en salsa, que nos sale por las orejas. No somos capaces de terminarnos "la tapita".
Pues nada, esto llega a su fin y después de las despedidas, viene el viaje de regreso. Con las piernas doloridas, pero super contentos de seguir en la brecha.
El año que viene, mas y mejor. Esperemos volver a disfrutar de este carrerón, que este año ha dado un salto enorme tanto en organización, en calidad, avituallamientos, voluntarios y sobre todo a lo referido a la zona de salida y meta que le ha dado una vida increíble a la prueba.
Volveremos seguro, si Dios quiere.
Capi
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