Después de varios años en el punto de mira, creo que este año va a ser el bueno. Aunque el domingo participé en el maratón Isasa y tengo las patas todavía algo tocadas, decido participar en esta prueba. 101km por Mérida y alrededores, jajajaja.
Pues nada, me levanto temprano para currar, salgo a las 14:00, y a casita a comer. Una hora de siesta y emprendo el viaje para Mérida.
Mientras conduzco, os cuento un poco, las particularidades de esta carrera. Tengo dos horas y media para explicaroslo je je je je.
Ademas de la prueba de XXX millas (Un maratón), que sale el sábado por la mañana, está la prueba reina. Las LXVIII Millas Romanas (101 km). En esta prueba hay un par de cosillas a tener en cuenta. Se puede participar de dos maneras. Una es en la llamada "ultra trail resistencia " y otra en la llamada "ultra trail Pro".
Las dos tienen el mismo recorrido, avituallamientos, etc, etc. Ahora, la de resistencia tiene su salida a las 19:00 de la tarde del Viernes y la Pro a las 22:00 de la noche.
Lo peculiar es que en la de resistencia tienes que hacer entre 14 y 24 horas. Siendo descalificado si llegas antes de las 14 horas (9 de la mañana). Y la Pro tienes entre 10 y 17 horas. Siendo descalificado si llegas antes de las 8 de la mañana y sobrepasas las 17 horas.
Bueno, esta así el reglamento y hay que tenerlo en cuenta. Aunque yo no creo que llegue antes de las 8 de la mañana, ja jaja.
Yo me hubiera apuntado a la de resistencia por tener un poco más de margen por si tienes algún problema en carrera, pero no me daba tiempo a llegar a la salida. Por lo que al final me decanté por la Pro.
Dicho esto, llego a Mérida sobre las 8 de la tarde, y aparco el coche a unos 500 metros del acueducto, que es donde está montada la salida y la meta de la carrera, además de la recogida de dorsales y comida final.
Recojo el dorsal sin problemas y me hago unas fotillos con el acueducto de fondo. Después, me tomo un café en un bar cercano mientras veo el fútbol en la tele. El Mérida está jugando y esta muy animada la cosa, ja ja ja.
Ya se ha hecho de noche. Dejo al Mérida que siga atacando, y me voy a cambiar. Tengo la mochila preparada de casa, así que solo tengo que vestirme de corto. Obligatorio mallas o pantalón largo. A mi, como sabéis, me cuesta mucho correr con las piernas tapadas, así que decido llevarlo en la mochila, cosa que también está permitida.
He mirado el tiempo y si no cambia, nos va a respetar bastante, incluso va a estar despejado durante la noche y la mañana del sábado. Eso sí, van a bajar las temperaturas hasta cerca de los 0ºc.
Bueno, ya estoy preparado y a las 21:30 me voy a la salida. Hace fresco, pero no se está mal. Debajo del acueducto ya hay ambiente de carrera. Al poco aparece Basalo, que Tambien viene a meterse las millas romanas.
Saludos, fotos y hasta una entrevista por parte del speaker, ja ja ja.
Los romanos también aparecen por allí y con ellos me hago una fotillo de recuerdo. "Están locos estos Romanos, por Tutatis".
Queda muy poco para salir y hablo con Susana que estará pendiente de mi toda la noche. Ha visto la entrevista por streaming y le ha hecho mucha gracia, ja ja ja.
Con todo preparado, le comenta Basalo que el tire, que yo estoy con las patas todavía muy cargaditas. Además, a él estas pruebas le van mejor que a mi, así que le deseo suerte y al lio.
A la hora marcada, se da la salida. Somos unos 70 u 80 corredores. En la de resistencia ya había unos 400. No está mal la cosa.
Pues nada, bajo la luna llena, comenzamos a patear Mérida. Unos 4 km por la ciudad donde podemos disfrutar de algunos monumentos romanos y donde los chavales que están de marcha y los pasantes, nos animan a su paso.
Resoplo y me digo: "vamos al lío". Una larga noche de unas 8 horas por delante nos espera.
Al salir de Mérida, enganchamos un camino que va a ir picando para arriba caso todo el tiempo. Nos encontramos con zonas de mucho barro y tramos donde metes el pie hasta los tobillos. La hierba y el agua nos lo ponen difícil. Al principio como siempre, intentas no mojarte, hasta que metes un pie y te das cuenta que te da lo mismo. Mejor correr bien y mojarte, a correr como si fueras en silencio, para mojarte igual al final.
El camino no siempre está mal y se puede correr bastante agusto. Somos muy poquitos y ya vamos casi solos. Larga noche nos espera.
Llego al polideportivo de Mirandilla donde está el primer avituallamiento. Kilómetro 15.
Aquí relleno bidones, tomo algo de fruta y cojo un trozo de pizza calentita. Le pego dos bocaos y no me sientan muy bien. No se si la he comido con muchas ganas o que, pero se me ha revuelto el estómago.
Les doy las gracias a los voluntarios y salgo de allí andando rápido, aver si se me va pasando.
Uff, que ratillo malo he pasado. A ver si se me va asentando un poco el estomago. Continuo corriendo a ritmo trotón, para ir recomponiendo el cuerpo, esta vez por camino ancho y bueno, pero que continúa picando para arriba.
En 9 km llegamos a una carpa donde tenemos el segundo avituallamiento. En los Montes de Cornalvo. Allí hay sándwich y bollos, pero no los pruebo. Lo que si me tomo son dos vasos de zumo de naranja, que me vienen genial.
Decido continuar el camino y comienzo a subir un cortafuegos muy pedregoso. Terreno que me gusta a mi más. También tenemos bajadas entre cortafuegos, algo técnicas con mucha piedra donde disfruto bastante. La tensión y la implicación que necesitas es lo que me gusta.
También hacemos algunos kilómetros por la zona alta de los Montes, divisando las luces de los pueblos cercanos.
En este tramo he ido junto a dos chavales que llevamos más o menos el mismo ritmo. Y así llegamos al km 30. Aquí una música que te hace mover el esqueleto, nos recibe para ofrecernos fruta, galletas, frutos secos, gominolas y Coca-Cola.
Hago acopio de un poco de bebida negra, frutos secos y un puñado de gominolas que me guardo en el bolsillo para el camino. Veo a varios corredores que de retiran. Son de los que salieron a las siete, y deben tener algún problemilla.
Pues nada, nosotros a lo nuestro. Digo nosotros por que a partir de aquí vamos a ir juntos dos chavales y yo. Además, iremos hablando de cosas varias, haciéndo la noche más amena.
En el polideportivo de San Pedro, tenemos un poco de todo. Tomo un vasito de caldo, algun trozo de naranja y unos pocos macarrones. La tortilla y el café no los pruebo. Sigo intentando asentar el estómago y no quiero pasarme.
Nos vamos acercando a la mitad de la carrera. Hasta el km 52, tenemos un terreno bastante bueno con caminos bastante asentados y tramos de carretera. Los 2 avituallamientos han estado también muy bien. Barritas, caldo, gominolas, galletas, zumos, frutos secos y fruta ha sido el menú.
Antes de llegar al 52, avituallamiento de Villa Gonzalo, me tengo que parar y esconderme detrás de un olivo, por eso de la intimidad, para soltar lastre. Creo que con esto doy por finiquitado los problemas de estómago.
Pues después de esta parada en boxes, vuelvo a unirme a mis dos compañeros de la noche de hoy. Cogemos dirección la Zarza, ya en el km 60, donde tenemos un buen avituallamiento y además nos han llevado allí la bolsa de vida.
Este tramo tiene también un terreno variado. Zonas de camino ancho y bueno, asfalto, veredas empedradas..... Pero en compañía se va haciendo el camino más fácil.
Ya en la Zarza, entramos en un edificio multiusos. Allí tenemos sillas para poder sentarnos para, después de haber cogido la bolsa de vida, poder cambiarnos con comodidad y descansar un rato si hace falta.
Yo en esta ocasión, me cambio de calcetines. Dudo si cambiarme las zapatillas por que me está rozando un poco el gordo. Decido ponerme un cooped y dejarme las que llevo.
Son las seis de la mañana. La temperatura es bastante baja. Mis compis se estan cambiando de todo. Mientras me voy a tomar caldo, fruta y un café bien cargado por que me está entrando un sueño que flipas.
Llevamos ya bastante rato aquí y me estoy quedando pajarito de la parte de arriba. A ellos les queda un rato todavía, así que decido decirlos que voy tirando que me estoy quedando muy frío. Espero que luego me cojan.
Salgo del edificio y ya por las calles del pueblo, me tengo que poner el impermeable y los guantes por que voy tiritando. Esto de parar tanto rato, a mi no me va nada bien.
Pero bueno, no tardamos mucho en volver a coger temperatura.
Ahora la cosa cambia un poco. Comenzamos el acercamiento al Puerto de Hoyas y el terreno cambia. Por veredas bastante embarradas y picando para abajo, nos dirigimos al avituallamiento del 67. Hay que ir con cuidado para evitar resbalónes, que a estas alturas no están las piernas para tirones, ja ja ja.
Durante estos kilómetros, voy adelantando a corredores de la modalidad de resistencia. Algunas palabras cruzamos en el momento del encuentro.
Salgo del avituallamiento 8, situado en una carpa justo antes de comenzar la subida a la sierra.
Primero terminamos de bajar, para coger impulso y comerzar una subida de unos 3 kilómetros. Aquí, me quito el frontal. Muchas horas siguiendo el haz de luz que lanza mi foco.
Al principio de esta larga subida, adelanto a cinco chavales que se lo van pasando de lujo. Con ellos me río un rato hasta que me voy despegando de ellos.
Me dicen, como algún otro corredor anteriormente, que si he ido en pantalón corto toda la noche. Ya les explico yo que no puedo ir con las piernas tapadas, que me agobio mucho.
Me voy yendo hacia arriba adelantando a más corredores de la otra modalidad. He sacado los bastones para cambiar un poco, aunque casi me estorban más que me ayudan, pero bueno, no tardaré en volver a guardarlos.
Zona muy chula. Zona en la que disfruto mucho más. Kilómetros de subida bastante exigente donde me siento más cómodo.
Me guardo el impermeable en la mochila, que el sol está saliendo y ha subido un poco la temperatura.
Buahhh, que pasada. Una bajada bastante técnica que une desnivel, barro y piedras hacen las delicias de este corredor. Como voy disfrutando. La tensión que hay que poner es estas situaciones me gusta mucho.
Adelanto a varios corredores que bajan con mucha cautela. Alguno me dice:" Muchachoo, que te vas a caer". Ja ja ja.
Bueno, se acaba pronto lo bueno y llego a la zona baja donde en una explanada de hierba, hay sanitarios y protección Civil. Supongo que esta bajada, al ser un poco más técnica, hay más probabilidades de tener algún problema.
Los saludo mientras corro por veredas muy chulas también, con sube y bajas para entrar al pueblo de Alange. La entrada al pueblo se las trae. Una calle empedrada muy empinada, te hace implicarte bastante.
Aquí una chica está bajando de espaldas. Bueno, la pregunto si necesita algo y me dice que no. Pues nada, la dejo bajando como los cangrejos y me voy al complejo deportivo donde tienen el siguiente avituallamiento. Kilómetro casi 73.
Me pasan ya muchos corredores de la corta que han salido esta mañana y van a disputar el maratón.
Yo me meto en el techado para rellenar bidones y comer algo. Aparte de caldo, me preparan un sándwich de jamón, que me sienta de maravilla. Parece que el cuerpo ya está como siempre.
Continuo mi camino por un carril para pasear junto al embalse de Alange. Muy chulas las vistas que tenemos mientras hacemos estos dos kilómetros que junto al embalse. Aquí me adelanta un grupo de 5 corredores del maratón y me pego a ellos.
Me hacen cambiar la zancada para seguir su ritmo. Charlo unos instantes con ellos y al llegar a la presa, los dejo ir. Tenemos una subida bastante exigente al castillo.
Subida técnica donde paso a varios corredores que están cogiendo aire. Una vez arriba, comienza una bajada bastante embarrada donde dejo pasar a la que es en ese momento la 2ª mujer del maratón.
Entramos en las calles del pueblo. Aunque será por poco tiempo ya que en nada estamos por caminos bastante abiertos y buenos.
Un Polaneco me saluda. Le he adelantado y no me he dado ni cuenta. Unas palabrillas para amenizar el viaje. El ya lleva bastantes ediciones. Va con otros dos colegas. Ellos han salido a las 7 de la tarde. Les doy ánimos para lo que queda y mientras me voy alejando, nos da tiempo a hablar de alguna carrera futura, je je je.
Y así, llego al siguiente avituallamiento. Estoy en el km 80 y pico. Los voluntarios en este punto, como en todos los anteriores, son súper amables y serviciales. Están en todos los detalles y siempre animando. Mil gracias a todos.
Tomo algo de fruta al margen del rio Matachel. También me hago un par de fotillos para que mi mujer se crea que estoy corriendo, ja ja ja. Eso es lo que les digo a las voluntarias, sacándole unas carjadas. Después de este ratillo tan gracioso, me voy a por el siguiente avituallamiento.
A partir de aquí, tenemos caminos, caminos asfaltados y vías verdes de asfalto rojo. Siempre pegados al río Matachel. Aquí me doy cuenta que un corredor se ha ido de camino en un cruce. Me toca correr y hacer un casi sprint, para poder avisarle.
Consigo avisarle y reconducirle al camino bueno. Al poco se pone a mi altura y me da las gracias. A saber cuanto hubiera hecho hasta darse cuenta. Detalles que marcan la diferencia de un corredor de montaña.
En el km 87 más o menos, nos encontramos con la desembocadura del rio Matachel sobre el Guadiana. Madre mía como va el Guadiana. Está hasta arriba. Media España con lluvias desde hace semanas y eso se nota en todos los ríos.
En el casi kilómetros 91, un voluntario nos indica un desvío para ir al avituallamiento.El terreno nos les ha permitido bajarlo al camino y hay que hacer medio kilómetro entre ida y vuelta a este punto.
Puffff. Miro lo que me queda de agua y veo que el siguiente punto está a unos 4 kilómetros. Nada, decido saltarmele que no estoy yo para regalar metros, ja ja ja. Yo creo que esta yendo poco gente al avituallamiento, y eso que es un puesto bastante completo.
Continuo por el margen del Guadiana, por el camino de Alange. Disfrutando de las vistas del río y sus riberas. Siempre por el camino serpenteante y con falsos llanos.
Por fin, el último avituallamiento. Estoy en el kilómetro 95. Relleno los bidones, tomo naranja y un poco de Coca-Cola. También me siento en una silla para quitarme unas piedras. Mis dedos llevan luchando con ellas ya muchos kilómetros. Que alivio, por Dios.
Pues nada, como siempre, les doy las gracias a los voluntarios. No solo por su amabilidad y simpatía, si no por estar ahí tanta horas sin pedir nada a cambio y por que sin ellos, las carreras no serían posibles.
Ahora sí, empiezo mi acercamiento a Mérida. Se nota que estoy cerquita, por que ya hay mucha gente paseando, jugando al fútbol, a la petanca y montando en bici.
A esto le queda poco. Miro el reloj y veo que si son 100 km y sigo a ritmo, voy a bajar de 14 horas. Tampoco es que me vaya la vida en ello ni este buscando una marca, y menos después del maratón del Domingo pasado que me ha dejado las patas bastante castigadas, pero bueno, no es lo mismo 13 y pico que 14 y pico, ja ja ja.
Cada vez estoy más cerca. Cruzo el río por el puente peatonal y me voy al margen derecho del Guadiana. Kilómetro 99. Creo que va a ser difícil bajar de 14 horas. Todavía no veo ni el acueducto.
Bueno, vamos a disfrutar de estos últimos metros y de los aplausos de la gente. Dejo atrás el 100. Ahora si veo el acueducto. A por el voy.
Después de un pequeño giro a derechas, entro en la zona de meta. Hay mucha gente por que, además de hacer un día estupendo y se está fenial al sol, han montado varias barras y la gente está disfrutando de algo de beber y comer.
Pues nada, me encajono entre vallas y encaro la recta de meta. Por el césped y pasando por debajo de unos de los arcos del acueducto, paso por meta. Allí el speaker anuncia mi entrada y me choca la mano.
"El Capi de Toledo", ja ja ja. Que bueno. Unas palabrillas con él y a por la foto de meta.