domingo, 12 de enero de 2025

Maraton Quesos Apolonio. Malagón

  Volvemos a esta maratón tan bien organizada. Los quesos Apolonio hacen un carreron en todos los sentidos.

  Distancias para todos y al finalizar, migas para todos, jejejeje. 

   Hoy recogemos, Susana y yo, a Ramón, que también viene a castigar las patas un rato. Como siempre, el día de antes, he quedado con Juan Antonio, el dueño de la Venta el Toro, de Fuente del Fresno, en que me va a tener el café y las tostadas preparadas para desayunar.

   En menos de 50 minutos estamos allí degustando ese preciado manjar. Buena charleta tenemos con nuestro amigo. Que hoy a abierto un poco antes la venta para que podamos desayunar. 

  Muchas gracias colega. Siempre que pasemos por allí, la parada es obligada. 

  Después de las despedidas, Continuamos el viaje hacia Malagón, sabiendo que en unas horas estaremos de nuevo sentados en esas banquetas tomándonos otro café, jejejeje. 

  Llegamos al recinto ferial y aparcamos sin problemas. Recogemos los dorsales y bolsa del corredor, donde no podía faltar queso de Don Apolonio. 

  Allí, nos encontramos con Vito y Manuel. Ellos también vienen a hacer la distancia maratón. Esta modalidad recibe el nombre de Cumbre. 

  Susana, junto con Sergy y Vilma que todavía no han llegado, pues su prueba que es la denominada Cuerda, que consta de 26 km, sale una hora más tarde que la nuestra. 

  Después de charlar y ponernos al día, nos vamos a cambiar. Hace un frío bastante serio. Aún así, decido salir con la camiseta del equipo, manguitos y guantes. Muchos se ponen camiseta térmica, pero he mirado el tiempo y aunque se van a mantener las temperaturas bajas, va a salir el sol. 

  Bueno, nos vamos hacia la salida. A falta de 5 minutos, Ramón se da cuenta que no lleva el dorsal. Corre a buscar a Susana que tiene las llaves del coche y a toda pastilla se van a por el. 



  Pues a falta de 2 o 3 minutos, estamos Manuel y yo más solos que la una, jajaja. Vito todavía se está cambiando. Pues nada, nos haremos una fotillo nosotros solos, ja ja ja. 

  Ya llegan los rezagados y por fin, nos podemos hacer una foto los cuatro. Sergy y Vilma ya han llegado y nos desean suerte. 



  Un último beso a Susana y a correr. A cola de pelotón, salimos del recinto ferial, por la carretera, hacia la sierra. 

  Vamos a correr que nos tenemos que quitar el frío como sea. Ramón se adelanta un poco, mientras Vito, Manu y yo vamos juntos charlando un poco. También hablo con un colega de Toledo con el que he coincidido en otras carreritas.

   Salimos de la carretera y después de cruzar un puentecito de madera, hecho sobre un puente romano, comenzamos a pisar camino. Camino que nos llevará a la primera cuesta dura del recorrido. 

  Aquí, empiezo a ir un poco más rápido que mis compis y me voy despegando de ellos. Con la mirada a Ramón, que me saca un buen cacho, voy haciendo la subida. 



  Al llegar a la espada de Escalibur, me hago una fotillo yo mismo para el recuerdo, aunque el año pasado si que posé con ella. 

  Después de pasar, un poco más adelante, por el vértice geodésico, tenemos un tramito muy chulo por la ladera de la sierra. Aquí nos vamos juntando muchos corredores y es donde me pongo detrás de Ramón. 



  Veredita peraltada, con piedras, ramas y demás objetos del campo que lo hacen muy interesante. 

  Una bajada super larga, nos anima a alargar la zancada, después de este tramo donde había que ir muy pendiente. Ahora podemos ir más relajados. Solo un tramo de mucha piedra te hace ir un poco tensionado. 

  Luego, por medio de un arado, vamos a toda pastilla. Ramón va un poquito detrás, y un corredor que ha hecho la bajada conmigo, me dice que va a frenar un poco que va pasado de vueltas. La verdad es que este último tramo de bajada te invita a correr, pero hay que mantener que queda mucho todavía. 

   Un camino, picando para arriba casi todo el tiempo, nos hace controlar el ritmo. Miro para atrás y Ramón viene a unos cuantos metros.  Guay, me da tiempo a echar una meadita. 

  Bueno, pues giro a la derecha, indicado por unas voluntarias, y a por una subida seria. Aquí me pongo al lado de un corredor que me dice que lleva un año haciendo montaña. Va muy bien, pero me dice que luego al final lo pagará, jejejeje. 

  Se interesa un poco por carreras de montaña que ha escuchado que estan bien. Le hago un pequeño resumen de algunas de ellas y me dice que, Joder, has hecho todas. 

  Unas pocas, le contesto. Y así, seguimos metiendo desnivel positivo. 


  Llegamos al avituallamiento. Estamos en el punto donde la distancia de 26 km, continúa por la derecha y nosotros nos vamos a la izquierda para hacer un bucle de unos 14 km para volver de nuevo a este punto y enganchar el recorrido de vuelta. 



    Relleno los bidones de agua, que hasta que volvamos aquí, no hay avituallamiento.  Como plátano, chocolate y unas gominolas. 

  Salimos de allí, Ramón y yo, junto a dos chavalas y otro chico. 

  Este bucle tiene bastante bajada con diferente terreno. Cortafuegos, caminos, veredas y trochas, lo hacen bastante interesante. 

  Este tramo tan llevadero, da para poder ir charlando y conocer las impresiones de los demás corredores. 

  Dos subidas bastantes duras, nos van dejando los gemelos ya tocados. Los cuadripces, ya los hemos dejado en las bajadas. 

  Y por fin llegamos de nuevo al avituallamiento. Reponemos y bajamos pulsaciones para encarar los 14 km, más o menos, que nos quedan. 

  Aquí el grupete que íbamos, se desmembra. Unos paran un poco y otros se quedan un rato más allí. Bueno, ahora tenemos nuevos compañeros de viaje. 

  Cogemos la vereda hacia la izquierda de la cresta. Voy detrás de Ramón. Se da cuenta que no hay balizas y decidimos volver para atrás. Siguiendo el track, volvemos a coger el camino bueno. Con nosotros iban otros corredores a los que les ha pasado lo mismo. 

  Todo tiene solución y ahora sí, vamos por la ladera derecha, por una vereda algo incomoda de correr, por el peralte que tiene. Pero bueno, la verdad es que es una chulada de sitio. 

  Una subida ya muy seria, nos va a hacer brincar al otro lado de la cresta. Menudo tramito nos han colocado. Esto es nuevo de este año. Yo voy detrás de un corredor, mirando al suelo para no ver lo que me queda 

  Ramón viene detrás, aunque va cediendo unos metrillos poco a poco. Yo sigo detrás de este corredor que lleva buen ritmito. 

  Pues nada, ya brincamos al otro lado de la cresta y nos adentramos en una vereda súper chula. Saltos, piedras, ramas, arbustos y muchos más alicientes, que lo hacen muy entretenido. 

  Voy disfrutando de lo lindo. Estas zonas me encantan. Te cortan el ritmo constantemente. Tienes que esquivar, saltar, girar, brincar, subir y bajar. Además hay que ir muy pendiente por los tocones que hay después de haber abierto el camino. 

  Venga, que solo nos quedan unos 8 km. Llevamos más de 1900 metros positivos. Todavía tenemos una larga bajada que sigue castigando los cuádripces. 

  Y de nuevo a subir. Aquí vemos a los que están bajando a nuestra derecha. Voy pendiente de ver a Ramón, pero creo que va un poco más atrás. 

  Una vez en lo alto, veo la cruz blanca allí abajo. El avituallamiento está a sus pies. Me lanzo para abajo deseando llegar y comer algo. En esta bajada comienzo a adelantar a varios corredores de la distancia de 26 km. 

  Plátano, gominolas y un par de sándwich de Nocilla, van para el buche. Mientras como, echo la vista atrás para ver si localizo a mi compañero, ya que se divisa perfectamente toda la vereda de esta bajada,  pero sigo sin verle. Bueno, yo continuo mi camino que el irá a su ritmo. 

 Este tramo ha cambiado respecto al año pasado. Vamos a bordear un picacho, para abordarle por la derecha. Esto significa que nos queda aún una subida corta pero dura. 

  Llevo un corredor pisandome los talones. Dice que le llevo muy bien y que si puede irá así hasta meta. Pues nada al lio, jejejeje. 

  En la subida al picacho, sigo adelantando a algún corredor de la otra distancia. Hay que darlos ánimos que van un poco apagados. Pero ya no les queda nada. Vamos chavales. A rematarlo. 

  Una vez arriba, comenzamos a bajar y a bordear la montaña por el otro lado. Tenemos muchos ringurranguis que te hacen casi marearte un poco. Además todavía tenemos que salvar varios repechos que nos van a llevar a superar los 2000 metros positivos. 

  Por fin tenemos la bajada que nos llevará al camino que trajimos de ida. Nos quedan unos tres kilómetros. 

  Saco el móvil y veo que Susana me ha mandado un audio. Ya está en meta y todo ha ido genial. La mando yo uno diciendola donde estoy, para que me espere en meta y me dé la recompensa, ji ji ji. 

  Miro de reojo y veo que mi seguidor va cediendo un poco. Intento llevar un buen ritmo para que no se me vuelva a pegar. Este tramo cada uno a lo suyo, jajaja. 

  Ya en la carretera, a falta de un kilómetro y medio, intento no bajar la guardia. Pero hay dos chavalines de una finca, aplaudiendo y animando. 

  Lo siento, pero lo tengo que hacer. Lo hago en todas las carreras que puedo. Me paro les choco la mano y les doy la bolsa de chuches que llevo en la mochila. Ver esa cara de sorpresa, felicidad e ilusión, no tiene precio. El padre me da las gracias una y otra vez. Me encanta como se despiden de mi, diciéndome adiós con la mano, mientras abren la bolsa. 

  Bueno, a rematar la faena. Todavía le saco un trecho a mi perseguidor, así que a ritmito subo el puente que salva la vía del AVE, mientras escucho la música y al speaker de meta. 

  Pues nada, entro en el recinto ferial y piso la larga alfombra que me llevará a conquistar un nuevo maratón. 


 Allí, al final está Susana esperándome. Paso por meta bajo su atenta mirada. Me ponen la medalla que me he ganado y besazo al canto. 


  Otra muesca para el marfil. Además, alegrón que me llevo. Susana ha quedado segunda de su categoría. ¡¡Toma ya!!. Enhorabuenaaaa, Mon Amurrr. 



  Fotos de rigor y a por la bebida que vengo sequito. También están allí Vilma y Sergy. Primera de la general y primero de su categoría respectivamente. Joder,  tres corredores en esa distancia y tres pódiums en la carrera. Como está el Bikilamanjaro. Olé. 



  Los felicito y nos vamos a celebrarlo con un plato de migas que nos tiene preparado la organización. 



  Mientras, van llegando nuestros compañeros Ramón, Vito y Manu. Todos en meta cruzamos impresiones de la carrera y nos vamos al cartel de la prueba a hacernos una fotillo.


  Llegan las despedidas. Ramón se queda con unos amigos, así que Susana y yo nos vamos de vuelta para Toledo, haciendo parada en la Venta el Toro, de nuevo. 

  Vilma, Sergy y unos amigos también vienen a tomarse un cafetito y charlar un rato, antes de emprender el viaje de regreso cada uno a sus respectivos hogares. 

  Solo me queda decir, que menudo carrerón hacen los Quesos Apolonio junto al club Pelegoro. Recorrido duro que no te da descanso, pero muy muy entretenido. 

  Recomendable 100 %. El año que viene más y mejor. 

  Pues lo dicho, hasta la próxima, que no tardará en llegar, seguro. 


   Capi