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sábado, 2 de septiembre de 2017

Maratón el guerrero de Gredos.

  Por segundo año consecutivo nos acercamos a Candeleda a participar en este precioso a la vez que duro maratón, el cual el año pasado nos dio una buena paliza.
  Muy pero que muy tempranito nos montamos en el coche Alfredo (Tiri), Txule, Floro (que va a participar en la media maratón) y un servidor.
  Después de una parada técnica al grito de -:"Tienes que parar, Capi", je je je, llegamos a Candeleda y aparcamos a escasos 50 metros de la salida. Recogemos los dorsales y directos a tomar un cafetito que al final irá acompañado de una tostada.
 
  Allí nos encontramos a otro Toledano, Raúl, con el charlamos mientras nos tomamos el deseado café. Es tempranito todavía pero ya se está llenando de corredores la zona.
  Nos vamos a los coches a cambiar y al lado nuestra ha aparcado Pepe, otro integrante del Bikilamajaro. Después de acicalarnos nos dirigimos a la zona de salida donde me encuentro a Jose Roberto (Gacela). Un tipo genial con el que coincidí el año pasado esta misma carrera y en la que juntos terminamos la carrera bajo un calor casi insoportable.
  Pues entre chácharas y nervios, se acerca la hora de la salida que este año se a adelantado 45 minutos respecto al año pasado. Esto nos va a venir bien ya que nos vamos a quitar casi una hora de sol, en un día que también tiene previsto apretar de lo lindo.
  Mientras rematamos las conversaciones, escuchamos la cuenta atrás. Nos damos la mano unos a otros deseándonos suerte y pummm, ¡a correr!.
  Con los frontales encendidos y siguiendo el circulito de luz que desprende el aparato, comenzamos el Guerrero de Gredos.
  Comenzamos corriendo y calentando el cuerpo para afrontar la primera subida que consta de unos 9 kilómetros. Aquí vamos Txule y yo. Uno detrás del otro. Siguiendo los pasos de los de adelante. El Gacela y Raúl nos siguen los pasos.
  En los primeros compases de la subida, voy en cabeza. En un momento dado miro para atrás y entre los focos de los demás corredores no distingo a mi compi. ¡¡Txule!!, ¿Estas ahí?. Pues mi compi no responde. Tiene que haberse quedado un poco más atrás.
  Bajo el ritmo un poco para ver si se va a cercando a mí. Ya con la primera luz del sol veo que el que se me acerca es Alfredo. Se pone a mi altura y me dice que Txule & compañía vienen un poco más atrás. 
  Pues nada, a seguir subiendo poco a poco. Llegamos a la peña caballeo donde tenemos un descansito. Un pequeño cresteo para comenzar la subida a la Portilla del Escobarón. Esta subida ya nos va poniendo en nuestro sitio. Tramos donde hay que usar piernas y brazos. Tramos donde hay que seguir las balizas para no desviarte ya que no hay ningún camino ni sendero hecho.
  Después de esta subida viene un cresteo bastante peligroso. Mucha piedra, ramas cortadas para poder pasar y poco espacio para poner los pies. Todo ello amenizado con cortados a nuestra izquierda que lo hace mas interesante aún. Antes de comenzar este tramo me ajusto bien los cordones y y aprieto bien las zapatillas. 
   Las vistas son espectaculares. Hay momentos de parar, respirar y deleitarse de los paisajes de la zona. Esta zona se hace bastante larga y lleva mucho tiempo. Hay que ir con mucho cuidado.
  Le comento a Alfredo que ahora después viene una bajada cojonuda, pero no le digo nada mas para que lo descubra el solito, je je je.
  Llegamos a la bajada. Piedras, piedras y mas piedras. Los tobillos van a trabajar de lo lindo. Hay que ir pisando las piedras (no hay otra cosa) que están amontonadas y casi todas se mueven. Hay que ayudarse con las manos para amortiguar los saltos.
   Pasado este primer tramo de bajada, llegamos a las piedras "grandes". Un río de pedrolos que tenemos que ir saltando de una a otra. Subiendo y bajando de ellas mientras seguimos descendiendo. Los tropezones y torceduras "leves" de tobillos son continuos.
  Llegando al avituallamiento situado en la parte mas baja a la que llegamos, le digo a mi compi que mire a su derecha. Je je je . Levanta y levanta y levanta la cabeza hasta que llega a la cumbre de la portilla de la peña. En lo alto se distingue una camiseta naranja del voluntario. Pufff, lo que nos queda por subir.
  Rellenamos bidones y comemos plátano y naranjas mientras nos remojamos el riachuelo que corre por aquí. Yo además me tomo una glucosa y sales. El año 'asado en esta subida se me quedó tiesa la pierna por falta de hidratación. Hoy he ido bebiendo y comiendo casi mas de la cuenta para intentar llegar aquí en perfectas condiciones.
  Bueno, pues al lío Alfredo. Comenzamos la subida con bastante tiento. Voy dando pasitos muy cortos intentando no subir demasiado la pierna y uso mucho los brazos y manos para ayudarme.
  A mitad de la subida, mi compi va un poquito mas rápido y se adelanta unos metros mientras yo sigo regulando.
  Es mejor no mirar hacia arriba. Aunque es inevitable alzar la vista y ver lo que queda. Tenemos de referencia al voluntario de la camiseta naranja que cada vez esta mas cerca.
  Alfredo ya esta arriba. A mi me queda un poquito todavía. Lo suficiente para darle tiempo a sacar la cámara y hacerme unas pocas fotos.



 
   Bueno, pues ya estamos en el alto de la Portilla la Peña. Lo más duro ha pasado ya. Ningún incidente destacable, así que va bien la cosa.
    Como todo lo que sube baja, pues toca bajar. Este año bajamos un poco más para poder rellenar agua en una fuente natural.
  La bajada hasta el camino es bastante pedregosa. Hay mucho arbusto. Varias veces nos tenemos que para a buscar balizas por que vamos muy pendientes del suelo y esto hace que nos pasemos, no por mucho, el camino ha seguir.
   Nos vamos alternando las posiciones mi compi y yo. En un tramo en el que voy detrás le pego una patada a una piedra y salgo por orejas. No se como pero doy una voltereta y caigo rodando por la espalda. Me quedo sentado mirándome el brazo izquierdo, mientras me parto de la risa (Eso de las caídas me da mucha risa, y si me pasa a mi, más). Parece que no tiene consecuencias. Lo único que noto es un golpe en la espalda y me doy cuenta que me he clavado el frontal, que le llevo guardado en la mochila.
  Me levanto y mientras me voy sacudiendo veo a mi compañero correr a lo lejos. Ni se ha enterado de la caída. Ahora me toca correr para cogerle. Llega a una fuente y para a rellenar el bidón mientras espera que llegue yo. Le cuento lo de la caída y me sacude un poco la mochila que va llena de arena y polvo.
  Y... Llegamos al camino. Uff, un poco de suelo sin piedras donde pisar bien. Tenemos algo mas de tres kilómetros de subida por esta pista donde alternamos el correr y el andar en los tramos con mas desnivel.
  Pasamos por el castro Celta y llegamos a otro avituallamiento. Los voluntarios son geniales. Super atentos y amables. Aquí nos tomamos un sandwich a medias y tomamos un poquito de cocacola. Una voluntaria nos va llamando uno a uno para refrescarnos con una garrafa de agua. Cuando es mi turno, me agacho y...... Ahhhhh, me ha echado media garrafa por lo alto. La muchacha se disculpa, pero la digo que no pasa nada, que he gritado por la impresión del agua fría, pero que me ha venido de lujo, je je je.
  En este avituallamiento coincidimos con una chica que va la tercera. Haremos todo el recorrido casi juntos hasta llegar a chilla. En este tramo hay varios arroyos y una zona de pozas donde hay gente bañándose. Nos remojamos en todos los sitios de agua para refrescarnos, aunque dan ganas de soltar los bártulos y quedarse allí a pasar el día, ji ji ji.
  Llegamos a Chilla. Último avituallamiento donde charlamos con los voluntarios. Le comento que fui yo el que llamo (el año pasado) por teléfono para que fueran a buscar a un corredor que estaba bastante mal por deshidratación y también a un francés que estaba bastante tocado. Se acordaban perfectamente, je je je ya que les asistieron ellos.
  Aquí a la sombra, charlando, comiendo y bebiendo se está de lujo, pero vamos a ver si rematamos estos ocho kilómetros que nos quedan.
  Este último tramo es bastante corrible. Quitando un par de repechos es todo llaneando y bajando. Voy marcando el ritmo y Alfredo pegadito a mi. Vamos bastante bien de fuerzas lo que hace que podamos correr bastante cómodos.
 La música y al spiker se oyen cada vez mas cerca. Que ganitas de llegar. Por fin entramos en las calles de Candeleda. Nos queda menos de un kilómetro y ya nos vamos felicitando. "Vaya calentón nos hemos pegado", le digo a mi compi, je je je.
  Recta de meta y a disfrutar estos últimos metros. Entramos por meta y nos damos la enhorabuena. creo que hemos hecho una muy buena carrera donde hemos ido disfrutando del paisaje, de los demás corredores, de los voluntarios y de todo lo que rodea a esta carrera.
  Al final entramos en 7 horas y 44 minutos. 1 hora y 45 minutos menos que el año pasado. Estamos en la línea que es lo importante.



 
  Aparece Floro que nos estaba esperando en meta e intercambiamos impresiones. También saludo y charlo un rato con Aarón (Evedeport), gran profesional pero sobre todo un tío super amable y buena gente, Antes corredor de los buenos lo que hace que sepa perfectamente lo que necesitan los corredores y salga todo a pedir de boca. Un saludo maquina, te veré pronto, seguro, je je je.
  Un bañito en la poza y a reponer fuerzas con una cervecita mientras esperamos la entrada de txule y compañía.

 
  No tardan en entrar y unirse a las cervezas. Charlo un poco con el Gacela y me despido de él esperando volver a coincidir muy pronto. Un abrazote colega.
  También saludo a Carolina (perdón por el despiste) que ha hecho la media maratón y que dentro de unas semanas volveremos a coincidir en la Ribera Run Race.
  Bueno, pues esto está finiquitado. Solo queda montarse en el coche y emprender el viaje de vuelta donde esperemos no tener otra parada técnica, juas juas juas.
   Un saludo a todos y como siempre, gracias por vuestras palabras de ánimo.
 
    Capi

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