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viernes, 12 de julio de 2024

Ehunmilak

    Pues tenía razón aquella mujer que me dijo el año pasado en el paso por San Adrián, -:" Hasta el año que viene". Yo le contesté muy seguro que allí no me volvería a ver. Claro, ya estoy en el km 140 y ahora mismo me quedan 30 km más y subir al Aizkorri. Ni por casualidad me van a ver por aquí otra vez, ja ja ja.

   Pues a callarme la boca. Estoy de nuevo aquí. No se lo que tiene esta carrera que te llama. Te busca y al final te encuentra. Dura como no he hecho otra igual. Pero que te enamora.

  Y sí, tenía razón aquella mujer. Aquí estoy un año después para volver a disfrutar de este pedazo de tierra y sus gentes. y por su puesto, de este carrerón llamado Ehunmilak.

  Por la mañana del Viernes 12 de Julio, recojo a Iván en su casa y partimos hacia Beasain. Iván es el que me habló de esta carrera y que está enamorado de ella. Va  a ser su 4ª participación, si no me equivoco, y es el que me contó el año pasado y también este, todos los por menores, los por mayores, los intríngulis y todo lo necesario que hay que saber para enfrentarse a una prueba de este tipo.

  Este año voy sabiendo un poco más de que va y a que me enfrento. Pero también a disfrutar un poco mas del ambiente, de las vistas y de la carrera.

  Recogemos los dorsales sin mucha complicación, en el sitio habilitado para ello. Mejor organizado es imposible. No falta detalle y está todo super organizado.

  Control del material y precinto de la mochila que vamos a usar en la carrera. Fotitos de rigor con el cartel de la prueba.


  
    Nos vamos a comer al palacio de Igartza. Un impresionante lugar donde nos deleitan con una suculenta comida. Pasta, paella, postre, fruta y bebida. Espectacular ambiente donde nos ponemos junto a Ismael, su mujer y sus hijos. Ismael también a venido a darle caña y probar lo que es la Ehunmilak.
  Risas, nervios, subidones y adrenalina a tope. Todo el mundo está visualizando la carrera. 174 km y 11.000 positivos es algo muy muy exigente. Veremos a ver si hemos preparado bien el cuerpo para esta salvajada y esperemos no tener ningún percance.
  La salida es a las seis de la tarde. Esperemos que este año las tormentas nos respeten y no se aplace la carrera dos horas como el año pasado.
  Mientras nos acicalamos, llega Vito. Otro integrante del equipo que también viene a castigar el cuerpo. Estuvo el año pasado también aquí y se tuvo que retirar en el km 130 por problemas de estomago. Este año hay que quitarse la espinita. A por ello.
  Bueno, pues los tres ya preparados, nos dirigimos a la zona de salida donde dejamos las bolsas de vida para que nos las lleven a Tolosa (km 80) y a Etzegarate (km 130).
  Unas fotitos con mas amigos y compañeros que han venido también a disfrutar de este fin de semana.

  




  Nos vamos dirigiendo a la salida y me encuentro a Carlos. Un colega al que hacía mucho tiempo no veía. Unas palabrillas para ponernos al día y la foto del recuerdo.



  Pasamos el control del material. Que yo se que es necesario, pero que nos jode bastante. No por enseñar el material, si no por que tenemos la mochila hecha y acoplada y ahora la tenemos casi que desmontar para enseñar lo que nos piden. Luego guardarlo de nuevo, la cosa no queda igual. Pero bueno, tiene y debe ser así.
  Primero los Bikilamajaros y luego los Toledanos, nos hacemos la foto para el recuerdo.



  Pues nada, esto ya está casi listo para dar comienzo. Solo queda escuchar como tocan con el instrumento típico y como bailan con los trajes tradicionales. También unas palabrillas del organizador antes de dar comienzo a la cuenta atrás. 
   
  A las seis en punto, se da la salida a la prueba. 174 km y 11.000 positivos por delante. puff, no queda ná. Pero bueno, esta vez venimos a enfrentarnos sabiendo lo que hay. Pero aún así, no deja de asustar esta carrera.
  Como el año pasado, esto está a rebosar. Es increíble como vive la gente de esta zona la montaña. Y como el pueblo se vuelca con la prueba. Entre gritos, aplausos y ánimos, comenzamos a correr por las calles de Beasain. La piel de gallina se te pone en estos instantes.
  Los comienzos, como siempre es habitual en mi, son tranquilos. Cogiendo ritmo y temperatura, Diciéndole al cuerpo poco a poco lo que le espera y a lo que se tiene que enfrentar. 




  Las primeras subidas las hago muy tranquilo. Ha llovido mucho esta semana pasada y está todo muy muy embarrado. 
    Después de los primeros repechos donde mis compis y amigos ya van por delante, llego a Zumarraga. Estoy en el km 20. Todavía de día. El año pasado al haberla retrasado dos horas la salida, se me hizo de noche muy pronto.
   En esta ocasión, voy a poder disfrutar de las vistas que no pude el año pasado. 




  
  Llegada la noche, toca sacar el frontal y seguir el circulito de luz que proyecta. Sigo a mi ritmo cómodo. Sin prisa pero sin pausa. El terreno sigue teniendo zonas muy embarradas donde tienes que meter los pies si o si. Además hay que pisar y apretar bien las piernas para no resbalarse. Hoy las piernas van a sufrir lo suyo.

  
  En un tramo por un vereda muy chula y todavía de noche, adelanto a Vito. Ha decidido bajar un poco el pistón y ha cogido su ritmo y va disfrutando a tope.
  Y entro en Tolosa, en el km 80, donde cojo la bolsa de vida y me siento en una silla. Voy a hidratarme un poco y a comer algo y vuelvo a mi sitio para quitarme unas piedras de las zapatillas. 
  En la bolsa me encuentro una nota de Susana dándome ánimos. Siempre tengo alguna sorpresa suya que me recarga las pilas y me da un chute de energía para continuar. 
😘😘😘😘😘😘😘




  Allí veo a Basalo que se está poniendo apaños en los pies. Le están haciendo ampollas las zapas y ha decidido cambiárselas. Bueno, yo descanso un poco mientras como algo y como el año pasado, de momento voy bien y no hago cambio de nada.
   
  

  Y viene a verme Ismael. Me dice que está muy jodido del estomago. Que está muy mal y que no puede seguir. Pues vaya apaños. Yo le aconsejo, comer despacio, hidratarse y descansar un poco para que se asiente el estomago. Todavía hay mucho tiempo de margen y lo mas seguro que se recupere en breve.
   Pues nada, yo salgo de allí para continuar mi camino.
   El tramo que tenemos ahora es muy chulo. Unos 10 km en continua subida por un hayedo. En este tramo ya hace calor y me acuerdo del año pasado que había una casa de labor con una fuente. Y... ahí sigue. me mojo la cabeza y los brazos y empapo la gorra. Que bien viene esta fuente.
  Sigue habiendo tramos muy muy embarrados donde no se puede correr nada de nada. Los pies van muy mojados y me da la sensación que se me están haciendo grietas en la planta. Bueno, espero llegar al 130 donde tenemos la siguiente bolsa de vida y allí mirar que es lo que hay por ahí abajo.
  Paso por Amezketa. Avituallamiento bastante completo donde me tomo un poco de chocolate blanco y negro. Además de lo de siempre, claro está.
  Y llega Basalo al ratito. Parece que va mucho mejor. Después de reponer solidos y líquidos, salimos juntos de allí hacia el Txindoki. 12 km con 1.000 positivos. 
  Comenzamos la subida. Hace bastante calor. La hidratación hay que llevarla muy presente y las sales a raja tabla.
  Llegamos a una fuente donde relleno los bidones. Basalo decide quedarse un poco más allí así que yo continúo mi camino hacia este famoso pico.
  Poco a poco se hace el camino y ya estoy arriba donde paso por el punto de control. Ahora me toca una zona que se hace muy larga. Praderas muy chulas con caballos sueltos, pero donde tenemos que ir subiendo y bajando todos los picachos que hay.
  La carpa naranja del avituallamiento se ve desde lo lejos, pero parece que no llega nunca. No dejamos de bajar y subir y bordear algunas zonas. 
  Hace bastante calor. Son las tres del medio día y pega bastante fuerte el sol. Y llego, por fin al avituallamiento de Uarrain. Coincido con varios corredores. Relleno bidones, lo que creo que voy a necesitar, por que aquí, en mitad de las montañas, no es fácil traer las cosas y hay que dejar para los demás. 
  Decido salir, para seguir mi andadura. Basalo no ha llegado todavía así que en solitario me dirijo hacia Lizarrusti. Casi en su totalidad es un tramo de 8 km de bajada. Bajada por campo abierto para llegar al nuevo destino.
  Me dirijo a Etzegarate para llegar al km 130 y recoger la bolsa de vida. Creo que me tengo que cambiar de zapas y calcetines por que de tanto barro y humedad, me están saliendo las típicas grietas en las plantas de los pies y me van molestando bastante.
  Voy por un hayedo super chulo, pero super embarrado. Aquí me coge Ismael que se ha recuperado y va como una moto. Decidimos hacer este tramo juntos y así hacerlo mas ameno.
  Los resbalones son continuos. Muchas zonas super embarradas que no te dejan ni pisar. Deseando llegar al avituallamiento. Este tramo de unos 14 km nos pone las pilas. Continuos sube y bajas donde metes 900 positivos y otros tantos negativos. No te da tregua.
  Pero bueno, con la compañía que llevo parece que se lleva mejor, ja ja ja. hasta que en una de las últimas bajadas hacia el punto de control, me resbalo y bajo arrastrando el culo, sin poder parar. Me he puesto minino. Llevo barro hasta las orejas. 


  Menos mal que el avituallamiento está cerquita. Y así, llegamos a Etzegarate. Recogemos la bolsa de vida y nos sentamos a cambiarnos. Tengo las plantas de los pies acorchadas, je je je. Los seco bien, y me pongo unos compeed que me ha dado Isma. Espero que esto me aguante y alivie un poco, por que todavía me queda un maratón y seguramente me lleve unas 10 horas en realizarlo.
  Vuelvo a encontrarme otra sorpresita. Otra nota de Susana. Que alegrón me das Mon Amur. Mil gracias.



  Después de comer, beber y acicalarnos de nuevo, con calcetines y zapas secas, partimos hacía El túnel de San Adrián. Isma me dice que vamos juntos. Pero yo se que él está mucho mas fuerte que yo. No quiero ni frenarle a él, ni yo ir con el gancho. Queda mucho y cada uno tiene que ir y gestionar su carrera.
  Me despido de él y comienzo mi peregrinar hasta San Adrián. Todo en continúa subida. En esta ocasión, a diferencia del año pasado, lo voy a hacer de día. Además, voy a coger un buen ritmito con otros dos corredores. Uno de allí, de Beasain, y el otro es Sevillano. Pero Sevillano cerrao. Muchas veces le tenía que decir que no le entendía y que me lo repitiera, ja ja ja. 
  Y así, llegamos al avituallamiento de San Adrián. Allí estaba la mujer que me dijo el año pasado que volvería. Uff, no se si comentarle algo, o dejarlo pasar, no vaya a ser que me diga que volveré de nuevo y la liemos, ja ja ja.
  Al final, le agradezco su voluntariedad y salgo de allí pitando, no me vaya a reconocer. Y así, junto a mis dos nuevos compañeros de viaje, pasamos por el túnel de San Adrián, y en esta ocasión, voy a poder disfrutar de la maravilla que es.
    Pues nada, a por la subida al Aizkorri. Subida dura, que se hace aún mas por los kilómetros acumulados que llevamos. Pero vamos ascendiendo con una buena marcheta y una buenísima charleta. Así se hace mas llevadero el camino.
  Este año también, puedo disfrutar de las vistas. Aunque hoy estamos encima de un mar de nubes que hace que disfrutemos de un paisaje increíble.

  Comenzamos a subir el último tramo donde hay que tener mucho cuidado por el cortado que tenemos a la derecha.


  



    y por fin llegamos al Aizkorri. Allí tenemos un control  y mientras mis compis avanzan un poco, yo decido pedir a unos senderistas que me hagan unas fotillos, que el año pasado con la noche no fué posible.





Y después de un pedregoso cresteo. De primero bajar y luego subir otro picacho, comenzamos la bajada a Oazurtza.  Bajada muy empinada y muy muy embarrada, donde decido coger mi ritmo y me voy quedando atrás de mis compis. Se ha hecho ya la noche y quiero ir con cuidado. Además, llevo los pies ya muy tocados y creo que me está saliendo un ampolla en el talón. Debe ser del movimiento de la zapatilla con tantos resbalones.
  He cogido un camino que creo que es equivocado. No he hecho mucho, pero me doy la vuelta por que se que no es por aquí. Un camino con surcos mas grandes que yo donde es muy difícil correr. No tardo mucho en encontrar la vereda buena, y es que he saltado por encima de una rama que cruzaba el camino, y que estaba ahí para eso, para cortar el camino, je je je. 
  Por fin llego al avituallamiento. Allí nos reciben con las manos abiertas y desenado ayudarnos en todo lo que necesitemos. Recargo solidos y líquidos y salgo ciscando de allí.
  Bueno, me quedan 21 km. Los pies van ya muy tocados, pero la cabeza sigue firme y deseosa de llegar hasta el final. 
 Al poco de salir del avituallamiento, me pongo a la par de Ángel. Va un poco tocado y va andando. Charlo  un rato con él y después trotando, me despido de él para seguir descontando kilómetros en solitario. 
  La verdad, es que, quitando un pequeño sube y baja, este tramo hasta el siguiente punto de hidratación es de bajada. Aquí también nos vamos a encontrar con mucho barro donde se siguen sucediendo los resbalones.
  La ampollas no me dejan correr mucho y cada vez me molestan más. Y así, llego a Mutiloa. El último avituallamiento que tenemos. Eso es una buenísima señal. Ya solo nos quedan 11,5 kilómetros.
  Este tramo es un poco pestoso, en el sentido que lo que hacemos es ir dando vueltas hacia la derecha y la izquierda, lo que hace que te aburra un poco.
  Además, todavía tenemos que subir casi 400 metros positivos. Mucha tela que cortar todavía para llegar a nuestro destino. En este tramo me adelantan dos corredores, que aunque van trotando muy despacio, van mas rápido que yo. Yo voy con los pies bastante fastidiados y puedo correr muy poco.  Eso sí, andar voy andando a to polla, ja ja ja.
  Joder, llevo viendo Beasain ya hace rato, pero seguimos dando vueltas, je je je. Ya me lo conozco del año pasado, así que tranquilo que queda un rato para pisar el pueblo.
  Y.... Por fín, piso suelo duro. Piso las calles del pueblo. Ahora sí que me queda poquito. Venga que hay que llegar ya como sea.
  Paso por el pabellón donde dentro de un rato, vendré a ducharme, comer algo y descansar un poco. Susana lleva pendiente de mí toda la carrera. En esta ocasión, las preseas por ir alcanzando los avituallamientos, son pulseras. Y ya solo me queda conseguir una.
   Mi compi Iván, se ha cascado 30 horas y ya estará en el quinto sueño. Yo, creo que voy a bajar el tiempo del año pasado en una hora. 
  Corro un poco ya dándolo todo a pesar de los dolores de las ampollas y de las grietas de los pies.  A la carrera cada vez le queda menos. Es de madrugada y hay muy poquita gente, pero los que están de fiesta siempre tiene unas palabras de ánimo para los corredores.
  Ya veo el arco. Me queda subir la cuesta que baje hace 34 horas. Y por fin, paso por meta. Buahhh, que pasada. Los corredores que estaban allí, los voluntarios y algún familiar, me aplauden y me dan la enhorabuena.
  34 horas y 14 minutos. Una hora menos que el año pasado. Increíble. La verdad es que con el terreno como estaba, creía que iba a hacer mucho mas tiempo. Pero bueno, creo que conocer un poco el recorrido también me ha ayudado a gestionar mejor la carrera.




  Pues nada, felicito a os corredores que estaban allí y con los que he coincido algún kilómetro y recojo mi prenda finisher mientras Susana me felicita. Que pasada tener siempre a Susana pendiente y dispuesta a lo que necesite. mil gracias de nuevo, Mon Amur. Muuuack.




   Ya tengo la última pulsera en mi poder. Ja ja ja, otra batalla vencida. Otra aventura disfrutada. Otra locura terminada.


  Pues nada, me toca esperar el bus que me llevará al pabellón. Mientras espero bebiendo algo, se acerca un coche con dos chavales que vuelven de fiesta. Me dicen que si me acercan a algún lado. Les digo que no me importaría, pero que voy lleno de mierda. -" Venga, pa dentro".

  Joder, que pasada. Menuda charla mas animada que tengo con ellos. Gente especial, que me demuestra que los jóvenes también tienen valores. Aquí aman la montaña y te ayudan aún estando en el pueblo y además, desviando su ruta para llevarme al pabellón.

   Se lo agradezco enormemente. Que grandes sois chavales. Muchísimas gracias por que m estaba quedando pajarito. 

  Allí, me ducho y como algo calentito. Caldo, sándwich, café y no se que mas popurrí metí para el cuerpo, ja ja ja.

  Después me voy a la zona de "acampada", donde localizo a Iván para ponerme a dormir a su lado. Le saludo, le doy la enhorabuena y a intentar cerrar los ojos un rato. 

  No duro mucho en la colchoneta. Las ampollas me molestan bastante y decido, a modo Robocop, ir a la carpa de la cruz roja a que me las vean.  Allí me las pinchas y me las curan y la verdad es que me alivia mogollòn.

  Me tumbo otro rato hasta que Ivanovich, se despierta y decidimos emprender el viaje de regreso. Turnándonos para conducir y parando a desayunar, terminamos este viaje y esta aventura que quedará para contar a los nietos.

  Pues nada,, ya hasta el año que viene, si es que vuelvo, ja ja ja.

   Capi

 


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